Amity se limpió el sudor con la camiseta y respiró hondo, su rodilla empezaba a doler por el raspado que había conseguido pero afortunadamente no estaba sangrando. Boscha la siguió para descansar unos segundos, tomando de su botella de agua mientras miraba a la capitana.
—¿En dónde te metiste ayer? —preguntó. —Skara y yo te buscamos como locas.
—Me fui a casa. —Mintió secamente, aunque más que una mentira, había sido una verdad a medias.
Boscha bufó. —Ajá sí, claro. ¿Y esa perdedora te llevó a casa o te dejó a tu suerte?
Esta vez Amity la miró. —¿De qué mierda estás hablando...?
Boscha se giró al campo, las demás chicas corrían y empezó a divisar al equipo masculino entrando por las gradas. El entrenamiento estaba por terminar. Se encogió de hombros, sin devolverle la mirada. —Creo que te vi hablando con alguien.
—¿Me estabas espiando?
—No tengo razón para hacerlo. —Sonrió de lado. —Sólo eres mi amiga y me preocupo por ti.
Amity odiaba ese tono, amargaba sus oídos la falsa dulzura con la que se adornaban las palabras de la pelirrosa. Pero a pesar de que lo odiaba, ella podía replicarlo también. —Siempre tan considerada.
Boscha le mostró una sonrisa, aún más fingida que la anterior.
Amity tomó de su botella de agua mientras el silbato de la entrenadora se escuchó, todas las chicas empezaron a caminar hacia los bastidores mientras los chicos entraban al campo.
—No te metas en mi vida, Bosch.
Tomó su chaqueta y se fue, dejando a la chica atrás, quién rodó los ojos.
Sobó su cuello y soltó un pequeño quejido de dolor mientras subía por los escalones de la entrada a la biblioteca, todos los sábados después de su entrenamiento de rugby iba a trabajar. Usualmente ayudaba a acomodar libros y a leerle a los niños.
Pasó su tarjeta y suspiró cansada, llevaba varias noches ya sin poder dormir y el entrenamiento había sido agotador, además de que la intervención de Boscha sólo había empeorado las cosas.
—¿Te sientes bien? —preguntó un hombre de mediana edad, cargando unos libros.
—Sí, Carl. Sólo que el entrenamiento estuvo algo duro hoy.
—¿Segura?, porque puedes ir a casa si quieres, ya veremos la forma de arreglarnos con los niños.
Amity asintió, sonriendo amablemente. —Gracias pero en verdad, estoy bien.
Tocó su hombro para asegurarlo y el hombre movió la cabeza, aceptando su respuesta.
—Ten un buen día. —Con eso, Amity tomó unos libros y se los llevó para acomodarlos.
En una mesa cercana a la sección que le tocaba organizar, se encontraba una figura sentada y leyendo. Alguien a quién Amity pudo reconocer inmediatamente.
Se quedó parada unos segundos, debatiendo entre sí saludarla o no. No supo exactamente cuánto tiempo pasó pero debió ser bastante cuándo Luz se reincorporó, sintiendo su mirada y buscando por ella, sin saber de quién sería.
Sus ojos chocaron con los de ella y Luz sonrió, saludando con su mano.
Amity se acercó para saludarla.
—Hola. — Notó su gafete. —¿Trabajas aquí?
—Sí, los sábados.
—Eso explica por qué nunca te había visto aquí.
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Los misterios de Hell's Grave
FanfictionCuatro adolescentes se ven envueltos con lo paranormal mientras buscan a uno de sus amigos. (AU de The Owl House)