Capítulo 4. Enredos.

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Al otro día Rhaenyra había despertado sobre una de las sillas de la habitación de su hijo, se removió apenas sintió el cuerpo todo contracturado por la posición tan incomoda en la que había dormido, ella observó a su pequeño en la cama aún dormido y nuevamente derramó un par de lágrimas ante la preocupación que sentía. En aquel momento se abrieron las puertas de la habitación y Daemon ingresó observando primero a su sobrina y después a Lucerys haciendo una mueca de disgusto.

— Vine en cuanto me enteré, ¿Por qué no me has dicho nada?—. Cuestionó Daemon acercándose a la rubia y sentándose a su lado en otra de las sillas.

— No quería molestarte, además de que Laena de seguro ya sabe que Luke no Parra casarse con Rhaena, ha de estar molesta—. Murmuró la rubia acomodando su cabello mientras se miraba las manos.

— No lo harías, además es lógico aceptar la cancelación del compromiso de Luke al saber su naturaleza —. Daemon que miraba atentamente a su sobrina no tardó en tomarle de sus manos para hacer que la mirara, ella alzó la vista y se encontró con los ojos de su tío, aquellos que lograban hacerla vibrar con una mirada, en aquel momento no hubo palabras, solo el sentimiento que cada uno se podría transmitir de manera recíproca.

No fue hasta que un quejido le hizo alertar a la princesa volteando a mirar hacia la cama donde estaba su hijo y observar cómo este iba despertando. Rhaenyra no tardó en levantarse e ir al lado de su pequeño.

— ¡Luke! Está despertando, alabados sean los dioses valyrios—. Rhaenyra había tomado la mano de su hijo besando esta varías veces observando como su hijo iba abriendo sus ojos y recuperando la conciencia.

— ¿Madre..? ¿Qué ha pasado ?—. Fue lo primero que dijo Lucerys al sentir un dolor en la cabeza y ver a su madre así de preocupada así como a su tío abuelo Daemon.

— ¿No lo recuerdas, cariño?—. Cuestionó Rhaenyra con un deje de preocupación e intercambiando miradas con Daemon.

— No.. ¿Dónde estamos? ¿Me volví a caer de Arrax? —. Luke tenía la mente bastante confundida, se incorporó poco a poco para poder sentarse sintiéndose algo mareado. Rhaenyra se quedó en silencio pues no sabía cómo responder a esa situación.

— Tranquilo, Luke, lo importante es que ya has despertado, haré que te traigan de comer y Ser Otelo estará para cuidarte, ¿si? Trata de no pensar mucho, mi niño, te vendré a explicar la situación en un momento —. La princesa abrazó a su hijo que la miró desconcertado, pero acabó aceptando ya que no se sentía bien del todo, su madre en cambio había salido con Daemon haciendo que le trajeran de comer a su niño y uno de sus guardias personales Ser Otelo y recién escudero de la princesa se quedaría a su cargo, aquel joven guerrero conocía muy bien al príncipe Lucerys ya que tenía bastantes tiempo sirviendo a su familia en Dragonstone y había creado un muy buen vínculo con ellos.

Rhaenyra aquel día no esperó para poder ir a donde estaba su padre encontrándolo todavía en su habitación, al ingresar tanto Viserys como Alicent la miraron con desconcierto, Daemon se había quedado atrás solo para escuchar.

— Padre, lamentó la interrupción vengo a decirte que Lucerys ha despertado, pero al parecer no recuerda nada de lo sucedido, creo que no recuerda que hace exactamente aquí, así que por favor vengo a solicitar que Aemond no intente acercarse hasta que él conozca lo que sucede y sobre su embarazo —. Rhaenyra habló casi con molestia en sus palabras pero Viserys asintió acordando con ella.

— De acuerdo hija, hablaré con Aemond para que pueda ser lo más discreto—. Con esas palabras Rhaenyra solo pudo agradecer, miró un momento a Alicent antes de retirarse de esa habitación junto con Daemon, quien parecía también molestó por lo que había sucedido.

La segunda delicia del reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora