Dicen que las putas son putas porque quieren serlo. Eso es mentira. Cuando el hambre aprieta la vergüenza afloja y a veces las piernas también. Yo perdí a papá cuando tenía 12 años. Mi familia no tiene a nadie más que a mí para traer alimento. ¿Mi madre? Más que ayuda es un estorbo Se sienta a mirar el camino por donde papá debía llegar, perdida en sus egoístas recuerdos. Ella nos abandonó también. Al menos ahora cocina lo que traigo, no pregunta cómo lo consigo sólo lo prepara de la mejor manera posible.
Luego de hacer mis tareas de la escuela, salgo "de cacería" pero no detrás de la valla. Me alisto como si fuera al bosque pero en mi maleta llevo otra ropa. Y una peluca rubia que camufla mi identidad. La compré en el quemador, me la dieron a cambio del par de botas nuevo de mi padre. Era un recuerdo preciado para mí pero también tuve que sacrificarlo.
Salgo de la Veta y camino hacia la ciudad, a la zona dónde viven los agentes de la paz y otros funcionarios que llegan del capitolio en época de cosecha. Aquí nadie me conoce más que por mi sobrenombre: "La Gata". No demoro mucho, tengo clientes fijos.
Visito a Darius los lunes y los viernes como hoy. Él es divertido, no puedo quejarme, me hace olvidar que soy puta. Apenas llego se abalanza sobre mí y toquetea todo mi cuerpo para luego tumbarme sobre su alfombra y poseerme al menos dos veces. No tengo que hacer gran cosa, sólo resistir y colaborar todo lo que puedo. No es que lo disfrute, de hecho cuando tengo algún orgasmo esporádico, salgo de su casa con una sensación asquerosa de ser realmente mierda. Yo no quiero esto, si pudiera conseguir dinero de otra forma lo haría, pero Darius paga bien, me llena el cesto de comida, me da algunas monedas y cuando sale del doce me trae regalos de otros distritos. Es joven, atractivo y ardiente. El cliente ideal.
Cray, mi cliente de los martes sí me da más trabajo. Ronda los sesenta años y por fuerza debo excitarlo primero. Lo bueno es que es rápido. No demora más de tres minutos. Cuando acaba no puede levantarse por eso me paga apenas llego. A cambio le preparo algo de comer antes de marcharme, una sopa rápida o un guiso de conejo. No me gusta mucho atenderlo, a veces debo hacerle alguna mamada o desvestirme bailando antes de que al fin pueda hacer su faena. Pero lo compensa su buen humor.
Al que debo evitar a toda costa es a Romulus Thread. Ese hombre es una bestia. Su día libre es los miércoles y por eso no frecuento la aldea de los agentes de la paz por nada del mundo ese día. Llevaba casi seis meses dando servicio a mis clientes cuando lo vi por primera vez. Con mi ropa diaria él no me reconocería, lo he visto tantas veces y nunca reparó en mí. Pero con mi peluca y aquel uniforme de golfa que llevo, es peligroso. Aún tengo pesadillas a veces por lo que me hizo. Llegué una tarde al bar, no había muchos agentes, un par que me miraron con hambre. Me senté a pedir una copa esperando que alguno se decidiera pero Romulus apareció. No me dejó decirle que no, tomó mi brazo y me llevó atrás, al baño. Cerró la puerta con seguro, me arrancó el vestido antes que pudiera hacer un trato con él. Y me violó. Quizás crean que no se puede violar a una puta en servicio, porque estoy ofreciéndome. Pero yo creo que tengo la libertad de decidir a quién dejo que meta su polla en mí. Y a ese desgraciado no le dije que sí. Me tomó de trasero a pesar de mis forcejeos, me arrancó la falda, mi tanguita, y después de un par de nalgadas me tuvo sobre el lavabo de granito, bien abierta. De un solo empellón se hundió en mi cuerpo. Tuve que taparme la boca para no gritar, Claudio el dueño del bar me había advertido que al primer escándalo que hiciera no volvería a dejarme rondar por aquí, por eso no podía gritar. Así que, soporté las embestidas de aquel bruto sin emitir un quejido. Al final me arrojó unas monedas miserables a lo que protesté.
—Cuesta el doble— dije sin miramientos.
—La otra mitad es por dejarte trabajar aquí— dijo antes de salir.
Desde entonces lo evito como puedo, sólo me atrevo a entrar a la taberna los jueves, allí escojo a quien necesite de mis servicios, que sea rápido y no demore mucho. Nada de cosas raras, no hago orales a menos que ofrezcan el doble. Dinero o comida. Un buen asado, una pieza completa de pan, alguna prenda de hilo grueso o medicamentos.
Hace un poco de frío por eso traigo puesto un abrigo largo aunque por dentro sólo mi ropa pequeña. No puedo evitar sentir que me vigilan, mi corazón late rápido a cada vuelta de calle. Temo que Romulus esté por aquí, soy fácil de reconocer por mi peluca rubia. Llego a la puerta de Darius y sonrío apenas me abre. Él se hace a un lado y acaricia mi trasero cuando cierra la puerta, me acorrala contra ella.
Va a ser rápido lo veo venir. Con suerte estaré en casa antes que mamá empiece a preparar la cena.
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Holis nuevamente, tengo esta historia hace 10 años y no sé que hacer con ella, pensaba eliminarla pero me da pena, así que mas vale tarde que nunca
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LA GATA (THG)
FanfictionSu padre murió cuando era pequeña, su mejor amigo fue cosechado y asesinado en los 73 juegos del hambre, el Doce sufre escasez y la valla fue nuevamente electrificada. Katniss Everdeen no tiene otra opción que ofrecer su cuerpo a cambio de un poco...