Traición condicionado

El inicio

Después del primer partido contra Polonia, México estaba eufórico con Ochoa por haber detenido el penal de aquel alfa y aunque termino en un empate. Podía sentir como su cuerpo temblaba de la emoción, admite sentirse nervioso ante Robert Lewandowski quién llegó a los vestidores a felicitarlo por atajar su penal y juraba desmayarse en cualquier momento.

– Excelente Atajada – expresó con una sonrisa y le dio una palmadita en el hombro. Ochoa solo sonrío y le agradeció el comentario de una manera amable, aunque por dentro estaba echo un caos por sus nervios ¡No esperaba una felicitación! Durante toda su trayectoria era muy raro recibir algún halago por parte de algún alfa como el de Robert; sintió un leve golpe en la nuca que lo hizo regresar nuevamente a la realidad y podía escuchar las risas de sus compañeros que sin duda alguna no dejaban de molestarlo.

– Uy, parece que tienes un admirador Memo – dijo con burla Andrés Guardado, uno de sus mejores amigos y solo pudo desviar la mirada ignorando las bromas, aunque una pequeña sonrisa confirmaba que lo estaba recibiendo muy bien. Todos salieron al pasillo por unos minutos para darle privacidad al único Omega del equipo, podrían ser alfas coquetos, algo mujeriegos, pero al final del día respetaban a su amigo y capitán. Todos estaban riéndose y bromeando acerca del partido cuando de la nada aparecieron algunos argentinos junto a ellos, buscando a una persona y se quedaron callados al ver a Messi detener frente a ellos.

– Hola chicos, gran partido... – Dijo con una leve sonrisa y sus manos yacían dentro de su pantalón deportivo, tratando de hilar la siguiente frase, pero estaba nervioso – Estoy en busca de Guille, me gustaría felicitarlo por la gran actuación que tuvo con el equipo de Polonia – Todos se quedaron con las cejas levantadas y señalaron el vestidor, Messi solo agradeció y estuvo a punto de entrar hasta que Kevin Alvarez lo jala despacio para poder hablar con él.

– Espe...espere Messi, está cambiándose por eso estamos aquí esperando que acabe para entrar nosotros – dijo nervioso y sintiendo la mirada de los argentinos al ver como lo había tomado, pero el que estaba sorprendido era Messi que se quedó en silencio hasta que la puerta del vestidor se abrió de golpe y mostrando a un Ochoa recién bañado, sus rizos estaba húmedos y tenía una expresión un poco cansada aunque se transformó al ver a todo su equipo junto con algunos argentinos en la entrada.

– Ahm... ¿Todo bien? Espero que no estén molestando a los chicos albicelestes chicos... – Dijo seriamente, aunque aquel fugaz silencio lo hizo aclarar su garganta un par de veces hasta que uno de los compañeros de Messi al fin habló.

– Tranquilo Guillermo, no están haciendo nada malo, lo que pasa es que veníamos a felicitarte por tu gran desempeño de hoy... – Expresó Lisandro con una leve sonrisa coqueta, cosa que no pasó desapercibido para Messi pero guardó silencio y se limitó a levantar su mano hacia Memo y sin pensarlo realmente el omega estrechó su mano aceptando los comentarios de los argentinos pero algo dentro de él empezó le dijo que lo soltará y así lo hizo; soltó su mano a los segundos y guardarla entre sus bolsillos. Todo el equipo mexicano estaba como viejas chismosas viendo ese momento algo extraño, pero sumamente interesante – Nos veremos en el campo en unos días mexicanos, espero que el partido sea muy interesante – dijo nuevamente Lisandro y los alfas argentinos se retiraron del lugar, no si antes de soltar un aroma dulce de leche cosa que sorprendió a Ochoa y se quedó serio, tomándolo como un reto, aunque para el alfa de dicho Olor solo quería dejarle impregnado como marcando territorio.

– Alfas, tan idiotas con el olor – dijo en voz alta después de que se alejaron todos, aunque sintió las miradas de su equipo y como lo miraba con una de sus cejas alzadas y brazos cruzados – Menos ustedes claro esta jajajaja – Dijo riéndose de ellos y justamente cuando el resto del equipo iba a entrar a los vestidores dejando al portero en el pasillo, un grito atrajo nuevamente la atención de la selección mexicana e inclusive de los argentinos, pero la expresión de Messi fue más que evidente al escuchar a Robert decirle aquello al omega más bonito que había visto y que para Lisandro no fue sorpresa.

– ¡Hey Guille! Sin faltar al respeto, te queda muy bien el color negro... ¡Resaltan más tus rizos traviesos! – Ochoa se sonrojo hasta las orejas y se metió nuevamente al vestidor sin importarle si apestaba nuevamente a alfas sudados.

A lo lejos Messi solo hizo una leve mueca y mordió su labio inferior ¿Quién se creía Robert para hablarle de esa manera?