Octubre llega entre venganza y tinieblas, por las hojas se esconde y en la oscuridad te acecha. "No entres al bosque" dicen como advertencia mientras que a cada pisada tu destino te encuentra.
Un par de ojos verdes son tu perdición y un nuevo amor r...
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No te fíes de palabras bonitas, muchos tienen azúcar en sus lábios y veneno en el corazón.
Los primeros rayos de un amanecer atravesaron suavemente el ventanal de la habitación de Charlotte. Eso sumado al sonidillo de algunas aves indicarían que Tyler despertaría ameno después de unas merecidas horas de sueño; sin embargo, lo despertaron los quejidos de la muchacha.
— ¡Maldita sea! — Gruñó entre dientes junto a otras palabras intendendibles para el muchacho.
La vió sentada en su cama con el vestido que traía anoche puesto muy concentrada en lo que estuviera haciendo.
— ¿Quieres que mate a tu vestido por hacerte enojar?
La varonil voz de Tyler al despertar hizo que ella sin sorpresa alguna le dirigiera su profunda mirada.
— Buenos días — Le dedicó cortés recuperando su compostura al castaño que había instalado su cama en el suelo al otro lado de la habitación.
— ¿Qué ocurre?
— Ocurre que soy un desastre cociendo y mi madre va a matarme si ve esto así — Señaló la pésima costura — Mi hermano es bueno con estas cosas...
— No se ve tan mal — Mencionó en intento de animarla —. Y tus zapatos quedaron relucientes — Agregó viendo los dos pares de taconcillos negros en perfecto estado y acomodados.
Ella suspiró profundo sin remedio.
— Dejando esto de lado; mientras me torturaba con el hilo y la aguja estuve pensando.
Tyler se sentó cómodamente sobre el suelo para escuchar atento.
— Mi padre debe tener en su oficina registros de todos los estudiantes. Si busco bien puedo encontrar el tuyo, sé que no es mucho pero con tu nombre completo podemos empezar a conectar piezas.
— Usted es brillante Srta. Bennet — Halagó.
— Lo sé, lo sé — Habló mientras guardaba su pobre vestido en el armario repleto de elegantes prendas — Papá aún está dormido así que me daré prisa — Agregó yendo hacia su puerta —. Por favor date una ducha.
— No me lo tienes que...decir.
La chica se fue mucho antes de que terminara su frase.
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Con la certeza de conocer bien a su padre y sabiendo que era aún demasiado temprano para iniciar la jordana laboral Charlotte se infiltró a la oficina sintiéndose confiada.
Buscó entre registros, archivos y papeles estudiantes, descartando por supuesto a menores de 16 para ahorrar tiempo.
— Oh, Merlina Addams — mencionó para sí misma —. Compartimos la gracia de salir a blanco y negro en fotos de color.
