Octubre llega entre venganza y tinieblas, por las hojas se esconde y en la oscuridad te acecha. "No entres al bosque" dicen como advertencia mientras que a cada pisada tu destino te encuentra.
Un par de ojos verdes son tu perdición y un nuevo amor r...
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A veces el amor parece magia, pero a menudo la magia suele ser solo una ilusión.
No era muy común ver a Charlotte distraída o aislada en su propio mundo cuando usualmente prestaba total atención a su entorno o las personas que lo rodeaban, puesto que no se fiaba de nadie.
A pesar de eso ahí estaba desde hace ya varios minutos siendo admirada por Tyler en silencio.
El muchacho hipnotizado vio como apoyaba su brazo en el escritorio, de profundos ojos negros con vista a la nada y sosteniendo su mentón con elegancia, la luz que entraba por el gran ventanal iluminaba su piel como un bello retrato que él apreciaba.
¿Sería correcto preguntar qué estaba pensando desde hace tanto rato? La verdad era que no deseaba interrumpirla y así no notaría que llevaba demasiado tiempo admirando su exótica belleza de gótico semblante.
Decir que le parecía bonita quizás se quedaba corto y pese a recién estar conociéndose algo en ella le resultaba levemente familiar cada que miraba su larga cabellera de un intenso negro; no obstante aquel sentimiento se le iba al ver su sonrisilla de labios carmesí que aparecía cada tanto.
— ¡Cabezas podridas! — Maldijo ella en rendición estando presente nuevamente en la habitación.
— ¿Qué ocurre..? — Indagó con suave voz viendo a la chica dirigirse a su armario en notables pisadas molestas.
— No te puedo seguir ocultando en mi habitación — Mencionó seria sacando una cajita mediana del gran mueble —. Y entre más lo haga más difícil será, mi padre no es tonto, ya imaginé todos los escenarios posibles y todos terminan fatal.
— ¿Entonces...?
— Estuve pensando...
— Lo noté — Respondió con gracia.
— Que es mejor decirle sobre ti — Culminó su frase con manos en su cadera de forma autoritaria—. Podría ayudarte, y no tendrías que ocultarte otra vez.
— No te quiero causar problemas Charlotte, puedo regresar al bosque.
— No puedes — Afirmó con rapidez —. Es peligroso.
>>No causes pánico, no causes pánico, no causes pánico...<<, se repetía ella en su cabeza. Solo cuatro personas sabían que el Hyde seguía suelto y no agregaría a otro adolescente en la lista.
Tras suspirar con pesadez la muchacha abrió la cajita que había sacado viendo el contenido con cierta duda.
— ¿Qué hay ahí? — Curioseó él sin poder ver, así que se acercó —. ¿Qué harás con eso?
