11-.Sálvame

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Me quede en silencio con las manos sobre el teclado, rogando porque él hubiera escrito mal, que se hubiera equivocado al decirme eso y de pronto.

—¿Sigues allí?

—¿Por qué? —Fue lo único que lograron escribir mis dedos temblando sobre las teclas.

—Bueno, se podría resumir en lo de siempre, mis padres nunca estaban y en ese entonces pasaba por momentos duros, me sentía mal y solo, había aguantado demasiado y de pronto un día se me ocurrió tomar muchas pastillas, gracias a Dios no funciono y aquí sigo, pero aún me cuesta hablar sobre ello, más sobre la muerte.

—No puedo creerlo, si pasaste por tanto ¿Cómo es que puedes estar bien ahora?

—Digamos que aprendí cosas y bueno, visite varios psicólogos que me ayudaron muchísimo.

—¿Psicólogos?

—Sí, ya sabes esas personas que te dan consejos de cómo vivir y así, es realmente bueno, liberador dirían.

—Sé mi psicólogo

—No Eli, no estudie eso, pero con gusto puedo ser quien te escuche y te apoye.

—¿De verdad?

—Claro.

—Yo también me sentía como tú, antes de conocerte, llegaste a cambiar mi vida e incluso en tus momentos más duros me demuestras que hay esperanza.

—La esperanza es algo que nunca se va mi Eli, aunque a veces no queramos verla. Cuéntame sobre tus padres, antes dijiste que la pasabas mal con ellos.

—Si... Bueno, mis padres a lo largo de estos años no han hecho más que decirme que no soy nadie, que no valgo y que nunca podre tener una vida, pero creo que lo que más me duele es que no querían tenerme.

—¿Cómo lo sabes?

—Mi madre me lo dijo una vez que andaba ebria, me dijo que ellos estaban bien antes de tenerme, tenían dinero, trabajaban y viajaban mucho pero cuando se dieron cuenta que nacería, mi madre tomó la idea de abortar pero mi abuela fue quien se opuso a ello, por ella nací.

—Ella es una superheroína entonces.

—Sí, lo es.

—Lamento por lo que has pasado Eli, pero quiero que sepas que estoy contigo, ahora lo estoy.

—Es lindo leer eso de tu parte, nunca antes había sentido esto.

—¿Qué cosa?

—Sentirme a salvo, segura —De pronto otra pestaña de conversación de abrió a un costado, era una chica ''Mujer suicida''.

—Está por terminar tu función, espero hayas disfrutado cada segundo en este lugar —No lo creo, de inmediato pensé al leer el mensaje, llevé el cursor a la pestaña de opciones y borré la conversación.

Ya cuando iba a abrir de nuevo la pestaña de la conversación con Erick, de nuevo me llegó otro mensaje.

—No te sientas tan segura, este mundo no es el tuyo.

—Déjame en paz —Ahora si le respondí y antes de que hiciera lo mismo, esta vez bloqueé a la persona asegurándome de no ser molestada de nuevo.

—Ahorita vuelvo —escribió Erick.

—¿A dónde vas?

—Solo iré abajo, me olvide de tomar los medicamentos.

—¿Medicamentos? ¿No dijiste que no fuiste al hospital? —No me respondía—. ¿Erick?

—Sí, lo siento, no es lo mismo.

—¿Cómo que no es lo mismo?

—No, de repente me dio una tos seca, pero ya estoy bien, tome un jarabe.

—¿Seguro?

—Te lo prometo.

—Gracias por llegar a mi Erick —le dije acariciando el nombre al borde de la pestaña de nuestra conversación, sintiendo esa frialdad de la pantalla que nos separaba y de pronto lo noté, habían pasado minutos y ya no me respondió, incluso el icono verde en su perfil desapareció ¿Por qué se habrá desconectado? Pero no, no era él, era yo. La barra de señal de mi internet estaba en negro, no tenía internet ¿Cómo era posible eso?

—Bueno, terminó tu conversación infeliz —escuché al fondo de mi habitación. Era Violeta, se había desatado, aunque no entendía como, en su mano derecha traía el cable que conectaba el internet a su modem. Estaba roto. 

Lágrimas EscondidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora