talking.

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Aterricé en el reino de los mortales, el llamado provenía de una casa marrón, por lo que podía deducir era el hogar de los Donovan. En la ventana me esperaba un azabache, quien al verme, sonrió a más no poder, me enorgullecía ver ese hermoso brillo en sus orbes verdes.

-¿Estás bien Craig?

-Shh, tengo que hacer silencio.- El de ojos verdes señaló el interior de la casa, donde todos sus amigos dormían.- ¿Puedes cantarme para dormir? Es la única forma en la que puedo conciliar el sueño.- Suspiré, los malos hábitos nunca cambian.

-Ya tienes 12, por más que me encante cantarte para dormir, no puedo estarlo haciendo toda la vida. Incluso menos delante de todos tus amigos.

-Porfavorrr, será la última vez.

-Eso dijiste las últimas 10 veces.

-¡Hablo enserio esta vez!- Volví a analizar el interior de la casa, todos dormían, el reloj marcaba las 4.30 de la mañana, el pobre habrá estado intentado conciliar el sueño hace horas.

-Está bien, tú ganas.- El más bajito sonrió y corrió sigilosamente hasta su saco de dormir.

-Canta la de Christina Perri.- Susurró él.

-¿"You are my sunshine"?- Susurré entre risas, tenía tiempo que no la cantaba. A modo de respuesta asintió, no esperé más y comencé a cantar.

Craig amaba que le cantara antes de dormir, era una tradición que mantuvimos por años. Intenté dejar de hacerlo ya que no quería continuar tratándolo como un niño, pero él insistió.

Al terminar la canción, el azabache ya estaba completamente dormido. Nadie borraría la sonrisa de mis labios al ver lo mucho que podía ayudarlo.

Mi trabajo ya estaba hecho, abrí mis alas y volé lejos de South Park. Las cosas con Craig estaban siendo sencillas en pocas palabras, en realidad, más de lo mismo. Había que estar atento a los movimientos de su padre, mientras que había que evitar que viera a su madre en estados deplorables. Sin embargo, él estaba creciendo, no era tonto, es consciente de las millones de cosas que suceden en su casa.

Me preocupó encontrar cientos de envases de pastillas en el cuarto de su madre el otro día, según Craig su madre las necesita para dormir, pero creo que tomar 10 pastillas cada 8 horas no es muy normal.

A la noche siguiente volví a ser llamado, bajé con gusto y ansioso por escuchar todo lo que Tucker tenía que contarme sobre la fiesta de pijamas que tuvo la noche anterior.

-Buenas noches Craig.- Abracé suavemente al preadolescente, quien enseguida se apartó de mí.

-Ya te dije que no me abraces así, ya no tengo 9 años.

-Bien que alguien rogó porque le cantará para dormir.

-¡C-callate!- Me reí al ver lo sonrojadas que estaban sus mejillas.- Sabes que siempre he tenido insomnio, esa es la única forma que tengo para dormirme. Bueno, también podría tomar las pastillas de mamá si tú no fueras un completo marica con eso.- Fruncí mi ceño.

-Tú mamá no debería tomar esas pastillas y lo sabes, no quiero que las estés consumiendo también.

-Como digas segunda madre.- Ironizó.

-¿Cómo te fue ayer?

-Um, bien, supongo. Jugamos al Monopoly, hablamos de chismes, y luego Clyde insistió en robarle el whisky a su padre.

-¿Qué?

-Sí, se descontroló porque se enteró que Stan se la pasa tomando eso y las chicas creen que es cool, entonces también quería hacerlo.- Fruncí el ceño, era muy extraño que Gregory permitiera que uno de sus chicos se emborrachara a tan corta edad.

my dear angel - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora