El Orfanato "Refugio de Ángeles" (Ángel's Haven) ha sido fundado hace décadas, con la principal intención de guiar y enseñar a los niños para su futuro sea de éxito «todo esto es verdad» pero no todos los niños son Ángeles.
Leía la abandonaron y la...
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Leía Zane
No sé cómo termine en esta situación, quería una noche alacoda pero no donde yo termino apuñaló a un chico y no cualquiera si no al que había visto borracho la otra noche, ahora lo tengo abrazado de un costado yendo a mi casa que no está tan lejos de donde se desmayó.
Voy ejerciendo presión por su abdomen demasiado tonificado para que pare el sangrado, «hace demasiado ejercicio eh» mi mente se desvía por un momento hormonal, pero logró enfocarme en llevarlo, al ya faltar una cuadra para llegar a mi departamento el comienza a removerse de mi agarre, su subconsciente sabe que algo va mal. Solo a mí se me ocurre seguir llevando un pedazo de vidrio en la mano, toda esta situación me hubiera ahorrado si tan solo hace unas horas no me hubiera topado con Manuel, si, el mismo del orfanato.
Horas antes del accidente
Leonora me quería en el estudio para un regalo que quería darme, así que fui para ver de qué se trataba. Al llegar y subir a su oficina me recibe con un abrazo.
—Hola Leia, te quería regalar algo en forma de agradecimiento por haberme ayudado hace semanas con las modelos, estuve pensando por demasiado tiempo en que sería lo indicado regalarte y no creo que lo encontré, pero algo te tengo —me da una sonrisa leve.
—Con aumentar mi sueldo hubiera bastado—se lo digo de broma, pero si se lo toma enserio no me vendría mal.
—Pero si ya ganas bien —me reclama— la avaricia con la juventud.
Me salen una carcajada desde el fondo de mi ser al escucharla.
—Si si, entonces que es el regalo que me vas a dar—le cuestionó con algo de felicidad, pues no es algo común que me regalen cosas.
—antes de dártelo no quiero que lo rechaces.
La interrumpo, porque se a que va todo esto.
—Es algún evento ¿Verdad? —le arqueo la ceja ante mi verdad.
—Diablos —se queja, al creer que no me gusto— No te he visto asistir a un lugar donde debas ir sin compromiso y sea solo para diversión.
A mitad de la queja de Leonora, le contestó: —Me gustaría ir…— pero se detiene cuando Leonora dice aquello último. — Oye, que no me hayas visto no significa que no salgo a lugares para divertirme.
—Pues invítame tonta, tantas veces he querido invitarte, pero pienso que no te gusta ese ambiente.
—Ves, muy prejuiciosa te viste al pensar aquello de mi.
—Si, lo siento—me da una mirada de pena. —entonces si irás a la fiesta ¿verdad?.