Cap 3 ✧ Un desconocido

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5 años después

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5 años después

Me encuentro caminando cerca de un parque.

Ya eran más de las 11pm y no podía conciliar el sueño, muchas veces me sucedía y para volver a dormir necesitaba despejar mi mente.

Había estado trabajando hasta tarde, terminando de acomodar y todos mis papeles de reclutamiento de modelos. Hoy fue cansado y frustrante una chica prepotente llamada ¿Sarai? ¿Sonia? ¿Samanta? ¿Sofia?... y no me interesa recordar su nombre. Llego como si fuera su casa a mandar, yo iba entrando a recepción e iba camino a mi oficia para agarrar los papeles para la entrevista de ese día. Cuando al querer entrar al lugar ella me agarra del brazo y me dice:
—Oye ¿Por qué no me aceptaron para ser modelo? — con su mano que no me sujetaba cargaba su celular, revisando algo.

— Disculpa pero no te lo puedo decir, por favor puedes quitar tu mano de mi brazo— lo más tranquila que pude formule esa oración, tenía ganas de agarrar esos pelos pintados solo por haberme agarrado de esa manera.

Bufa y me suelta de manera brusca.

—Es que aquí no sirven para nada. —Al decirlo tira su pelo de lado y me da un bofetón con él.

Por eso no era tanto de mi agrado hacer ese trabajo, muchas chicas a veces venían a quejarse de no ser seleccionadas—no entienden que por esas actitudes yo no las apruebo— pero da buena paga y no por esas cabezas huecas voy a dejar el trabajo.

Con la dueña me llevo de maravilla, desde que la conocí me ha tratado como a una hija, vivo en un departamento que le pertenece a ella.

Aunque es demasiado exigente con la elección de sus chicas, por eso yo también lo soy, desde que nos conocimos en un supermercado hace como un año y medio, cuando yo estaba quejándome sobre el servicio al cliente —me estaban diciendo que no había más leche y yo vi que había otras dos cajas— Leonora vio en mi alguna clase de potencial para reclutar, yo no tenía nada de experiencia «ni sabía que era eso» ella me ofreció un trabajo y ¿Quién rechaza un trabajo? Yo claro está, que no podía desaprovecharlo, y aunque ya me había graduado me era difícil conseguir trabajo ya que nadie contrataba a personas que no tuvieran experiencia laboral «y asesina» aunque eso último no sabían.

He tenido momentos difíciles en mi vida y no solo laboral, después de irme del orfanato me fue difícil vivir sola, no tenía donde quedarme. Lo único que agradezco de ese maldito lugar es que me dieron estudios y me pude graduar, si no, ahorita estuviera trabajando de stripper «soy buena en el baile te digo» y no es que menosprecie esa profesión pero no me quiero involucrar en ese mundo.

Pero me sigo preguntando ¿Por qué contratar a alguien por estar discutiendo en un supermercado? Esa señora ha de ser bruja, porque sorprendentemente soy buena haciendo este trabajo.

Un ruido me saca de mis pensamientos, volteo rápidamente ¿Desde cuando alguien ha estado en el parque a estas horas? Me era muy extraño, todas las veces que salía a la misma hora no se topaba con nadie, por eso le gustaba ir a caminar a esa hora.
Con paso apresurado y sigiloso me fui a esconder atrás de un árbol pues quería ver quién era el dueño de ese ruido.

A lo mejor vio a un chico que había salido de ¿Su carro? No estaba muy segura, no se podía ver muy bien por lo lejos que estaba y la oscuridad de la noche.

El chico al salir del carro se cae y su cara va directo al pasto del parque, se reincorpora como puede «al parecer está borracho» al enfocar mi vista miro que en su cachete tiene pegado un pedazo de caca de perro —solté una carcajada al notarlo, pero tape mi boca para que no llegue a escuchar mi burla. — A lo lejos escucho que maldice en un idioma que del cual no me suena conocido.

Sigue divagando solito, no sé qué tiene el chico que no he despejado la vista de él ¿Será este mi ser amado? Nah.

Cuando decido dejar de verlo y marcharme a mi apartamento, el chico hace algo estúpido, se levanta y tropieza con sus propios pies y da directo a la roca que está casualmente enfrente de él.
Al ver la sangre que cae de su frente, algo en mi despierta y me dice que vaya a ayudarlo. Voy con paso apresurado a donde se encuentra y saco de la bolsa donde tengo el alcohol y algodón «siempre termino lastimada con mis episodios, por eso los cargo conmigo».

Al llegar me agachó y le preguntó:
—Oye te encuentras bien, tienes sangre en la frente.
Giro su cabeza y se me quedó observando.

—Oh ¿sangre? —se toca la frente sin poder creerlo y al hacerlo se mancha sus dedos del rojo carmesí. —Joder sí que es sangre, me he pegado duro con el suelo entonces.

Le ofrezco el alcohol y los algodones para que se limpie y los agarra agradecido.

Volvió a mirarme, con un poco más de interés.

— ¿Eres modelo? —inquirió.

— ¿Yo? —me sentí alagada y aunque no estuviera tan apartada de ese mundo, no lo era. —No, no.

Al decir mi respuesta se quedó viendo a la lunar y yo también me sentí atraída por verla.

Después de unos minutos me dice:
—Pues, aunque no eres modelo, eres demasiado hermosa ¿Puedo saber tu nombre?

—Leía

—Leía nada más. —cuestionó.

—Solo Leía.

No le iba a dar mi nombre completo a un desconocido que tiene restos de caca en la mejilla y sangre en la frente.

—Está bien Leía, yo me lla…

Iba a contestarme, pero suena un celular y no era el mío. El chico con sus manos torpes encuentra su celular y contesta.

Escucho a lo lejos que un tipo le dice que lo buscará para llevarlo a casa, al parecer se ha escapado borracho.

—Bueno espero te encuentres bien por el golpe… adiós. —Digo rápido y me voy antes de que habrá la boca.

Después de haber caminado varias cuadras visualizo el edificio donde vivo, subo a paso lento hasta llegar a la puerta de mi casa.

Me hago un té y me dirijo a mi cama, deseando que sea suficiente para conciliar el sueño. Estoy procesando lo que acaba de pasar hace minutos, el chico por lo poco que vi era guapo.

Poco a poco mis ojos se van cerrando con el pensamiento que fue una noche rara e interesante.
















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