Choque de encuentros.

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El tiempo se detuvo en el momento exacto del colapso, donde los sentimientos perdieron su trazo y el coraje marco su paso. Las horas, los segundos, no importaban cuando lo vital estaba hecho pedazos, como cristal, como espejo cayendo desde lo alto, encontrando su final con el suelo mojado.

Lagrimas vestidas de guerreras eran quienes salían a la lucha en contra de eso que causaba daño, era como ver fluir un hermoso rio donde las rocas se vuelven guías y el camino toda una travesía.

Las estrellas mismas brindaron los abrazos necesarios cuando la noche propia no alcanzaba para darlos. Las campanas no transmitían sonido alguno, a pesar de que eran movidas; los llantos eran suficientes para inundar cada esquina.

De un momento a otro el cielo cambio a una tenue estela obscura, las sabanas mal acomodadas mostraban la desesperación que en este caso se había vuelto protagonista, los nudillos cubiertos en rojo y la pared en cachos daban idea de lo mismo, las ideas, los pensamientos y las suposiciones eran tan solo verdugos en un crimen donde el culpable era ninguno... ninguno había dado paso a esto y sin embargo al esto no le importo.

El apretar de dientes como siempre estaba presente, cuando de callar lo que sientes depende el futuro de lo que sientes, de ser consiente que cuando algo se quiebra tiende a romperse más.

Fuentes

12-04-18

Palabras que no entendemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora