Palabras que no entendemos

Big Bang

Te veo en distancia porque de cerca no puedo, el miedo y el no debo, controlan por completo mi cuerpo.

Las preguntas eran constantes en un mar donde las respuestas eran escasas, donde las hojas estaban en blanco y no se extendían las alas.

El desierto había dejado de ser el mismo, tan solo para convertirse en el más puro enemigo, allí donde la soledad reina y la libertad es prisionera; pero te veía, te veía y de alguna manera las barras no existían, los muros se dividían y las alas de nuevo se extendían.

Te veía y algo sentía, no sabía exactamente que era o más adelante que seria, solo sabía que te veía, sabía que para ti no existía, que era simplemente un cero a la izquierda, una estrella más... fuera de tu estela.

Lo más difícil del proceso fue entender el porqué.

Por qué mis tantos caminos me llevaban a ti, por qué al negarme, el universo entero me decía que si, por qué al alejarme el camino me llevaba de vuelta a ti.

Fue como un desastre o quizá como ese Big Bang, me volví eso, un escombro producto de una intensa explosión que no pretendía terminar. Fue difícil reacomodar los fragmentos, los trozos de espejo, buscando el por qué y el cómo, tú... lograste derrumbar las barreras que con tanto esfuerzo forme, para evitar precisamente esto, para evitar los encuentros.

Entraste sin más, como si mi ser te perteneciera, como si de fronteras no supieras, como si reglas no existieran, entraste y ni siquiera dejaste acercarme para abrir la puerta. Entraste inconscientemente, ni siquiera sabias lo que estabas haciendo con cada plática que me hacías, entraste lentamente, me envolví en tus jardines sin pensar primero si de verdad lo merecía; Tus pétalos me decían que valía la pena.

Eres eso, mujer inesperada, mujer que llego de la nada para volverse un todo en mi vida, de algún modo a mis laberintos les diste una salida, a mis rompe cabezas les encontraste esa pieza perdida.

Entraste y... sinceramente, no pienso perderte.

Fuentes

30-03-18