CAP. 16

171 25 24
                                    

Amaba los días tranquilos, los días donde solo la soledad era su acompañante, donde los objetos mismos eran sus oyentes y los espejos el reflejo de toda su vida.

Había olvidado lo que era estar solo, desde que Mark llego a su vida todo dio una vuelta impresionante, nada era igual, nada se miraba igual, todo ahora tenía colores muy bonitos y encantadores que trataban de sanar su ya bastante agrietada alma.

En los largos días no vio a Mark, simplemente se dedicó a limpiar la casa, repasar un poco lo último impartido por sus maestros, leer el libro que hace mucho había comprado y visitar al señor Yang quien lo recibió de una forma muy cálida y cariñosa.

Por las noches mientras miraba el punto fijo de sus cobijas y las uñas de sus dedos hacían dibujos invisibles podía imaginarse un mundo precioso y muy bonito.

Un mundo donde su infancia estaba llena de abrazos y palabras cálidas por parte de sus padres, donde su padre desordenaba su cabello mientras lo saludaba o su madre mirándolo y sonriéndole cálidamente mientras le servía un plato de galletas.

Era muy bonito soñar, demasiado fácil para todos y muy imposible hacerlo realidad. Porque los sueños solo son eso, sueños.

— ¿No puedes pegarte y ya? — pregunto mirando su muñeca que estaba un poco más morada de lo normal.

Chasqueo la lengua mientras abría uno de los cajones y sacando y untando una cantidad bastante considerable de crema en su muñeca antes de vendarla por completo.

Suspiro tratando de calmar sus nervios, era el día, justo hoy era el día en que por fin tendría los resultados de sus exámenes y con ello su pase directo a una libertad que en su momento creyó imposible.

Después de tantos golpes y situaciones realmente desagradables para su cuerpo y mente estaba a nada de descansar.

Después de años finalmente se graduaría...

Estando listo volteó a ver a su abuela con una gran sonrisa — Hoy es el día abuela — dijo sintiendo un revoltijo en su estómago — Des — un dolor agudo golpeo su ojo derecho de forma horrible.

La mitad de su rostro dolía, podía sentir como su hueso palpitaba en un auxilio fuera de su alcance.

Negó mentalmente.

Hoy no.

No cuando estaba a nada de...

Relamió sus labios centrando la vista en la fotografía desgastada de su difunta abuela — D-Deséame suerte abue — susurro ignorando la muy desagradable y casi insoportable presión en el pecho.

Iría al doctor.

Lo haría, se lo había jurado, su cuerpo aún no...

Bajo las escaleras con cuidado y justo antes de tomar la perilla de la puerta principal recordó el regalo que Mark le había regalado, quería usarlo, que él lo mirase pues lo consideraba algo bastante especial.

En un gran suspiro se regresó a la habitación y de una caja de madera debajo de la cama saco una pequeña caja donde estaba el anillo escondido, sonrío poniéndoselo antes de bajar las escaleras con más rapidez.

Contaba con quince minutos para tomar el transporte por lo que entre pasos agitados la idea de decirle a Mark lo que pasaba apareció.

— ¿No sería mala idea? — se preguntó en susurro sentándose de la banca.

Podría decirle, claro que sí, existía confianza y tal vez si alguien más ademas de los hermanos Jung supiera...

— Seria una mala idea — se respondió puesto que si llegase a contarle no sabría como el mayor podría reaccionar.

Mi Persona Especial - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora