Capitulo 2

136 14 4
                                    



*Suena un despertador*
—¡Arriba!
¿Por qué tiene que ser tan temprano el primer entrenamiento? No pude dormir bien...
—Ya voy.
Voy al baño a hacer mis necesidades, me lavo los dientes, me arreglo el cabello desordenado y me veo al espejo, analizando si estoy listo o no. Espera ¿Y esa sangre en el espejo? Todo se oscureció, de repente no estoy más en mi baño, estoy en uno mas pequeño, me busco devuelta en el espejo. Mis alas...¿Están negras?
—¡El desayuno está listo!—Dijo mi padre.
¿Qué? ¿Estoy en mi cama? ¿Fue un sueño? Oh, mis alas siguen blancas. Menos mal.
—¡Ya voy!—Me tranquilizo y bajo al comedor.
—¿Cómo dormiste?
A veces no entiendo si es sarcástico o no.
—Muy mal.
—Bueno desayuna que iremos al bosque.
—Está bien...
Termino de desayunar y busco mi cadenita especial. Es un regalo de una persona muy importante, la primera que supo todo...

~~Ya en el bosque~~

Que lindo bosque, está muy tranquilo el ambiente, cuando mi papá me dice...
—Bueno ponte a correr.
Recién llegamos...
—¿Así sin más?
—Si, te contaré dos horas corriendo. Vamos.
¿Espera qué?
—¡¿DOS HORAS?!— Contesté alarmado.
¿Está loco verdad?
—Así se entrena.
Más que entrenar me quiere matar.
—Ya que.
Sin más escapatoria, me puse a correr. Cuando termine la primera hora, me dice:
—Bien terminamos por hoy, ve al colegio.
—Pero solo paso una hora.
—Exacto, ya terminamos.
¿Me acaba de engañar diciendo que iba a correr durante dos horas?
—A veces no entiendo tu forma de entrenar a la gente.
—No hace falta que la entiendas sino que funcione.
Volvimos a casa, me cambié, oculté mis alas para que nadie me diga nada y me acompañó al colegio.
—Bueno, gracias por empezar a entrenarme.
—No es nada, descansa mientras puedas.
¿Enserio? Que manera tan rara de despedirse tiene.
—Bien, nos vemos.
Yo solito me metí en esto...
—¡Ja! ¡Te vino a despedir tu papá! ¿Qué eres una nena de dos años?
Otra vez el, el niño rubio explosivo de la escuela que siempre se burla de mí por algo.
—¿Y a ti qué te importa si me despide mi papá o no?
Que me deje en paz con eso por favor.
—Tsk, ¡Porque no sirves para nada!
Qué es esa respuesta. Decidí ignorarlo, pasé por delante de él como si nada hubiera pasado. La peor decisión, ahora estaba todo embarrado. Así es, me puso la traba y me caí al piso. Se fue, burlándose de mi, con sus amigos que siempre lo acompañaban. Ese maldito, algún día la pagaría. Lo evité a toda costa en el colegio. No lo quería ver, ya que si me veía, algo me iba a decir, algún insulto, alguna broma, algún golpe...

Narrador omnisciente:
En fin, el resto del día estuviste haciendo tu tarea, en el recreo no salías del aula ya que no tenías a ningún lado al que ir, el problema era Bakugou Katsuki. Apareció golpeando tu mesa y dijo:
—¡¿Qué haces descansando cuando en realidad deberías estar haciendo algo por tu futuro?!
—La verdad no lo sé, dime tú qué estás haciendo por tu futuro.
—Tsk, ¿Te crees la gran cosa? Eres una imbécil, mejor deberías tirarte de un edificio, le harías un favor a la sociedad.
Ahí apareció devuelta el pensamiento ese, no deja de molestar. La tentación de tirarte de un edificio ya había aparecido desde antes que él te lo dijera. Ahora que te lo dijo la tentación era mucho mayor, no se equivoca, no sirves para nada. Solo querías que se termine el día. Bajaste la mirada, para no enfrentarlo, te sentías como una hormiga al lado de él.
—¡Ja! Así está mejor.

Narra T/n:
Así es, de esa manera estaba mejor. Mis lágrimas, empezaron a querer salir. Lo poco que me quedaba de orgullo no las dejó salir. Sonó el timbre para volver a la última hora de clases, la última y me iría de acá. Traté de prestar atención toda la clase, el sentarse adelante de todo te hace ver como cerebrito. Cuando terminó la clase todos salieron corriendo, yo esperé y me fui detrás de ellos, pero no a mi casa. Tenía lindas vistas la terraza de la escuela.

Ya no aguantaba más la culpa que sentía de ser una molestia, no servía para nada mi esfuerzo...

Estaba mirando el patio del colegio, parado del otro lado de la baranda de la terraza a punto de soltarme. Cuando escucho un golpe, que me saca de mi trance. Un cuaderno había caído a un estanque del patio. Espera ¿Ese es Midoriya? No me puede ver aquí, sino después me interrogará. No quiero ser una molestia. Silencio, silencio, espera a que se vaya y que no se de cuenta. Se está yendo, bien ahora a salir de aquí. ¿Uh? Ya es casi de noche. No puede ser...

Que torpe soy, ¿este es mi fin?

¿Como fue que me solté?

¡¿Como es que estoy cayendo si todavía quiero cumplir mi sueño?!

¡Si muestro mis alas todos se burlarán de mi!

Lo siento papá...

Yo lo...

¿Eh?

Como es que...

Abro los ojos lentamente y veo a un hombre de pelo negro, unos hermosos ojos celestes, y quemaduras por todos lados. ¿Como es que resistió mi caída? Debe tener mucha fuerza... Lo miro a los ojos otra vez y me mira sorprendido.
—Oh cierto, adiós.
Y se puso todo negro.
Esos ojos celestes eran lo único que recordaba en toda la oscuridad...

Me despierto con dolor en la nuca, como si me hubieran golpeado. Abrí mis ojos, ¿estoy en casa? en mi cuarto. Mi mochila está colgada en la silla como si la hubiera puesto yo ahí. Perdí la noción del tiempo, papá ya había vuelto de trabajar. Tocó la puerta.
—¿Sigues despierto?
De querer levantarme me dió una punzada en la nuca.
—Ahg, algo así.
—¿Estás bien?
—S-si eso creo. Me duele la cabeza es todo.
—Mmm bien ahora te traigo un ibuprofeno.
Que buen papá.

Narrador omnisciente:
Trataste de recordar que había pasado, ah cierto cuando intentabas volver a la zona segura de la terraza, te soltaste y empezaste a caer... Luego unos brazos te agarraron con fuerza y unos ojos celestes aparecieron en tu mente. ¿Quien era ese hombre?
—Aquí estoy, toma. —Te da un ibuprofeno y un vaso de agua.
Tu lo agarras y lo bebes.
—Gracias. — Se empieza a ir.
—Ah, antes de que te vayas papá. ¿Hay algún héroe que tenga pelo negro y ojos celestes?
—Mmm puede haber muchos, ¿porque la pregunta?
—Por nada.
Que raro. Después investigo acerca de el...
—Como digas, te recuerdo que mañana es rutina de brazos, me voy a hacer la cena.
Cierto, la tortura no termina todavía.

Al día siguiente Tn no podía escribir del dolor que tenía en los brazos.

Así pasaste el resto del año levantándote antes del colegio para ir al bosque, correr, hacer abdominales, flexiones, prácticas de vuelo y pelear contra tu papá. Siempre te ganaba. Ibas al colegio, estudiabas, escapabas de Bakugou. Volvías a tu casa, esperabas a que tu papá llegue. De vez en cuando te ayudaba con las tareas de historia ya que no te iba muy bien en esa materia. Escuchabas un poco de música y te ibas a dormir pensando en aquellos ojos celestes. Cansador cierto? Bueno ese esfuerzo sirvió de algo. Se acercaba el día del examen...




Gracias por leer<3 espero les esté gustando.
1235 palabras.

Grow UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora