Prólogo

266 29 6
                                    

Sangre

Gritos

Era lo que veía a cada que avanzaba, estaba mareada no entendía nada de lo que estaba sucediendo y vosotros estabais allí mirándome con desprecio mientras la abrazabais a ella, dejándome atrás, no comprendía vuestras miradas, no entendía que había hecho mal, pero vosotros solo me dejasteis atrás.

Recuerdo.

Era la fiesta de jubilación de uno de vuestros padres, estábamos riendo junto a ellos, yo les observaba iban tan guapos como siempre, de traje negro y corbata roja a juego con mi vestido uno que vosotros mismos habíais elegido.

Me invitaste a bailar tú mi hermoso rey valiente, tomándome fuerte de la cintura, dejando claro a todo el mundo que os pertenecía besaste nuestro anillo de bodas que descansaba en mi dedo anular, yo sonreí en grande por la suerte que tenía de teneros a mi lado, pero esa sonrisa se me borro cuando gente armada entró disparando a todas las personas presentes en la fiesta, me cubriste con tu cuerpo, pero por la estampida de personas nos vimos obligados a separarnos, ahora te vi correr hacía tu padre quien se encontraba en el suelo.

«Le habían disparado»

Por primera vez os vi llorar y se me partía el alma, un hombre trajeado, uno de los malos me tomó de brazo y hizo algo que me dejó perpleja, dejó el arma en mi mano y se arrodillaron ante mi, vosotros me volteasteis a ver yo no entendía nada solté el arma al suelo, los malos se terminaron rindiendo, ambos os acercasteis a mí yo intenté explicarlo, pero la mano de mi rey de hielo quedó marcada en mi mejilla, caí al suelo sin creer lo sucedido y vuestras palabras me dejaron temblando.

¡Sabíamos que eras tú la maldita traidora!

Llore por qué me escucharais pero solo abrazabais a mi prima, quien lloraba en vuestros brazos, unos guardias me tomaron por los brazos, estaba siendo detenida, y ella era la causante, la mirada que me hecho mi supuesta prima era burlesca.

Me había traicionado.

...

Me teníais encerrada en esas cuatro paredes de ladrillo, había sido torturada, interrogada múltiples veces, yo os lo quise explicar todo este tiempo, pero no había día en el que me dejarais hablar, me dolió ver como era golpeada delante de vuestros ojos y no hicierais nada, tan falso era ese amor que me jurasteis, me quedo claro cuando me hicisteis firmar el divorcio, ahí fue cuando finalmente me canse de toda esta situación.

Me distéis un juicio donde era acusada de intento de homicidio al ex presidente.

Pero salí inocente, era obvio que no tenía nada que ver con lo ocurrido, el caso había quedado abierto, quise decir que era ella, estaba segura de que fue ella, pero necesitaba una cosa...

Pruebas.

Cuando salimos de allí, ni siquiera os dignasteis a mirarme y más vale que no lo hicierais, por que ni las cenizas nos quedan.

Volvería y cuando lo hiciera las llamas gobernarían el mundo que vosotros me hicisteis odiar.

Terminando como el Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora