DIEZ

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Había pasado tan poco tiempo desde la pérdida que no podía evitar sentirse culpable. Quería retroceder el tiempo y tratar de hacer que las cosas funcionaran, ¡daría lo que fuera, prepararía las pociones necesarias y sacrificaría a cualquiera con tal de lograr resultados positivos!

 Desafortunadamente, sus habilidades eran completamente inútiles en esta clase de situaciones, así que se había limitado a abrazar y consolar a su hermana, serle de ayuda en las labores del hogar y tratar de estorbar lo menos que podía, aunque con el tamaño de su barriga eso último se había dificultado bastante. 

Y para su infortunio, a las pocas semanas de la pérdida del embarazo de su hermana, el suyo llegó a término.

— Necesito que puje una vez más— dijo la partera con las manos entre las piernas de Jimin — ¡Más fuerte, vamos!

— ¡ES TODO LO QUE PUEDO HACEEEER!— gritó apretando los dientes y aferrándose a las orillas de la almohada en la que descansaba su cabeza.

— Ya es sólo un poco más— la animó su hermana de pie al lado de la anciana— no te rindas, sólo no te rindas.

— No creo que tenga mucha opción— respondió, tomando aire y preparándose para pujar una vez más.

A los pocos minutos el llanto poderoso de su bebé resonó por toda la habitación y a juzgar por las sonrisas de Hanna y la partera, parecía que estaba sano. 

Entonces fue él quien sonrió. De inmediato estiró los brazos, exigiendo que le entregaran a la criaturita y apenas lo apretó contra su pecho comenzó a llenarle la carita de besos y a acariciarle las mejillas con su nariz.

— Doy gracias a satanás por tu llegada— le susurró al borde del llanto. (que no se me aparezca en la noche xq me cago de miedo) 

— Muchas felicidades— dijo la partera, secándose las manos ya limpias y encaminándose a la puerta de la habitación— pocas veces he visto criaturas tan hermosas— agregó con una enorme sonrisa.

— Muchas gracias— respondió Hanna encaminándola— mi marido está esperándola en la carreta, él la llevará a su casa y le pagará por sus servicios.

— Gracias, señora— respondió aún entre jadeos la parturienta— gracias por recibir a mi bebé.

— Oh, no es nada cariño. Que dios te lo cuide durante muchos años.

Jimin no pudo evitar arrugar la nariz y torcer la boca ante el comentario, por lo que su hermana rápidamente empujó a la mujer fuera de la habitación y una vez que se quedaron a solas, se acercó para besarle la frente y admirar al nuevo miembro de la familia.

— Lo hiciste increíble, me siento orgullosa de ti— le dijo con una sonrisa, a lo que el rubia no supo que contestar.

— Hanna, yo...

— Voy a darle la noticia a Jungkook — y se retiró antes de que pudiera agregar algo más.

El lugar se quedó en silencio, pero fue sólo durante unos pocos segundos hasta que los quejiditos de su bebe exigiendo su completa atención le hicieron comenzar a mecerlo mientras le susurraba palabras de cariño para tranquilizarlo.

— ¡¿Ya está aquí?! ¡¿Lo puedo ver?! ¡Papi, ¿ya nació mi hermanito?!

Un pequeño huracán rubio corrió hacia la cama y con esfuerzo logró trepar hasta su lado, quedándose sin aliento al encontrarse de frente con la pequeña bolita rosada que su madre sostenía en brazos.

— Sshhh, ¿qué fue lo que prometiste?— preguntó Jungkook justo antes de besar suavemente los labios de su esposo.

La pequeña se encogió de hombros, avergonzada, y con una sonrisita torcida se disculpó ante su padre, quien respondió acariciándole con ternura el rostro.

The witcher #kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora