In Another School | TordTom

Confusión y Estrategias

El día comenzó como cualquier otro, pero había algo en el aire que hacía que Tord se sintiera inquieto. Se arregló con cuidado antes de ir a la escuela, y mientras ajustaba su suéter rojo, decidió llamar a su madre.

—Hei, mamma. Hvordan har du det? (Hola, mamá. ¿Cómo estás?)

—Jeg har det bra, kjære. Hva med deg? (Estoy bien, querido. ¿Y tú?)

La voz suave de su madre siempre lograba calmarlo. Durante unos minutos hablaron de cosas simples: la escuela, el clima en Noruega y lo mucho que ella lo extrañaba. A pesar de su actitud ruda, Tord apreciaba estas pequeñas conversaciones.

—Jeg savner deg også. (Yo también te extraño.)

Colgó la llamada, sintiéndose un poco más tranquilo, aunque el recuerdo de los comentarios de algunas chicas el día anterior todavía lo molestaba.

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Al llegar a la escuela, Lucía y Elizabeth lo estaban esperando en la entrada. Ambas intentaron llamar su atención con sonrisas exageradas y halagos forzados.

—Tord, ¿te ves increíble hoy!— dijo Elizabeth, tocando su brazo sin permiso.

—Sí, deberías sentarte con nosotras en el recreo— añadió Lucía, lanzándole una mirada que claramente no era inocente.

Tord rodó los ojos y murmuró algo en noruego que ambas chicas no entendieron. Antes de que pudieran insistir más, Tom apareció detrás de él.

—Hey, Tord. ¿Vamos a clase juntos?— dijo Tom con una sonrisa, ignorando por completo a las chicas.

La presencia de Tom pareció apagar el entusiasmo de Elizabeth y Lucía, quienes intercambiaron miradas llenas de complicidad antes de retirarse murmurando entre ellas.

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Durante la clase, Tord y Tom compartieron un banco, como siempre. Tom, a pesar de las burlas que recibía, se veía más tranquilo cuando estaba cerca de Tord. Mientras tanto, Tord se encontraba observando a Tom de reojo, sin poder evitar sentirse curioso sobre por qué el chico de cuencas negras le resultaba tan interesante.

El recreo llegó, y mientras ambos conversaban en un rincón del patio, Elizabeth y Lucía estaban tramando algo.

—Tenemos que hacer algo, no quiero que Tord pase tanto tiempo con ese rarito— dijo Elizabeth, cruzando los brazos.

—Tengo una idea. Podríamos decirle a Tord que Tom dijo algo malo sobre él. No lo soportará— respondió Lucía, con una sonrisa maliciosa.

Mientras tanto, Tord y Tom hablaban de cosas triviales. Tom se sinceró un poco más, mencionando cómo las burlas solían afectarle antes, pero que ahora intentaba no tomarlas en serio.

—Eres más fuerte de lo que pareces, Tom— comentó Tord, con una sonrisa leve.

—Tú también lo eres. No cualquiera soportaría dejar su vida de lujo y terminar aquí— respondió Tom, sorprendiéndose a sí mismo por lo honesto que sonó.

Tord se rió por lo bajo, algo poco común en él, y en ese momento pensó que había algo único en Tom, algo que no había visto en nadie más.

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Al final del día, Elizabeth y Lucía pusieron en marcha su plan, abordando a Tord justo antes de que se fuera.

—Tord, creemos que deberías saber esto— comenzó Elizabeth, con una expresión de falsa preocupación.

—Tom estuvo diciendo que solo pasa tiempo contigo porque le das lástima— añadió Lucía, fingiendo indignación.

Tord frunció el ceño, claramente molesto.

—¿De verdad creen que voy a caer en esa tontería?— dijo con frialdad, alejándose sin darles oportunidad de replicar.

Las chicas se quedaron sin palabras, sorprendidas de que su plan no hubiera funcionado.

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Esa noche, Tord volvió a llamar a su madre, compartiendo con ella lo que había pasado.

—Mamma, jeg vet ikke hvorfor, men jeg føler meg bra når jeg er med Tom. (Mamá, no sé por qué, pero me siento bien cuando estoy con Tom.)

—Kjærlighet kommer når du minst venter det. (El amor llega cuando menos lo esperas.)

Las palabras de su madre lo hicieron reflexionar. ¿Era posible que ese sentimiento hacia Tom fuera algo más que una simple amistad? Aunque no tenía una respuesta clara, sabía que estaba dispuesto a averiguarlo.

Seh, cambie esto, no hay violación para Tom, al menos aún no.