5 de diciembre, lunes
La situación había empeorado. Habían encontrado dos nuevas víctimas del posible condimento tóxico, esta vez dos niños de diez y once años hijos de un ex mafioso.
Las alarmas saltaron en el FBI.
— No puede ser, dos niños...
— Pobres pequeños, qué culpa tendrían... ¿Tenemos datos sobre su familia?
— Sí. Su padre era mafioso y su madre se dedicaba a la venta ilegal de drogas.
— Menuda familia... ¿Tenemos fotos de ellos?
— Nulo. No tenemos información sobre los dos pequeños, solo sobre sus padres —confirmó Tom.
— Qué raro, la gente que está muriendo no parece ser de familias comunes, son más bien...
— venganzas.
— No, Tom, déjalo ya. No son venganzas.
— ¿Y qué va a ser sino, don Listillo? —léase en tono de burla.
— ... No lo sé, pero hay que activar todas las alarmas en el sector alimenticio.
— En esta ocasión, ambos estaban comiendo una pizza, pero al revisar el alimento no se encontró muestra alguna de nada que no fuera común.
— Es muy extraño, alguien tiene que estar matando a la gente, sino no me lo explico... ¿Will habrá conseguido averiguar el rostro de aquel hombre?
— No lo creo, lleva varios días en ello pero ayer me dijo que aún no lo había conseguido.
— Vamos a ver.
Ambos fueron a donde Will Graham, quien seguía carcomiéndose la cabeza. «¿Quién será? ¿Quién cometerá estas atrocidades?» pensaba en su cabeza. Tom apoyó su mano en su hombro y Will giró ligeramente la cabeza para ver quién era.
— ¿Alguna pista compañero?
— Nihil novum sub sole —dijo Will, lo que viene a ser siendo nada nuevo bajo el sol en latín.
— Ya... Bueno, colega, nosotros tenemos otros dos casos, en esta ocasión, dos niños.
A Will le horrorizó aquel dato, y no tardó en dejar a la persona que estaba investigando para averiguar el rostro de esos dos pequeños cuyas caras también estaban desintegradas.
— Cómo alguien puede ser tan monstruo...
— Ni idea, pero será mejor que nos demos prisa en encontrarlo antes de que acabe con toda la ciudad —respondió Rick.
— Sí, será lo mejor —contestó mientras se rascaba el ojo derecho con su mano diestra.
El rostro de Will estaba pálido: tenía ojeras y no parecía estar sano. No había comido ni dormido desde que salió el caso. Tom, preocupado por su compañero, lo miró con pena y le dio una palmadita en la espalda.
— Graham, vete a casa. Estás muerto, ¡mírate, si pareces un disfraz de Halloween!
— Qué gracioso eres —respondió Will con sarcasmo, rodando los ojos.
— Aunque lo que ha dicho suene mal, Stall tiene razón, Will. Estás muerto, vete a casa.
— No puedo, Rick, ¿qué va a decir el jefe?
— El señor Crawford seguro que te lo agradece, así es imposible trabajar bien. Vamos, ve a casa, descansa y mañana hablamos.
— ... Tienes razón, Rick, estoy muerto... Bien, te haré caso.
— Yo me encargo de avisar a Jack.
— Gracias, Tom —. Se dibujó una leve sonrisa en el rostro de Graham.
— Un placer, amigo.
Tom y Rick volvieron a su puesto, mientras Will recogió todas sus cosas y se dirigió a su coche. Estaba tan cansado que no veía bien, pero llegó a su hogar sano y salvo. Con la llave en la mano, se dirigió a su casa donde se encontró con su vecino.
— Hola, Will.
— Duncan.
— ¿Y ese rostro? Pareces cansado.
— Lo estoy, así que, por favor —. Subió el tono— No hagas ruido.
— Lo intentaré.
— No, lo intentaré, no: no hagas ruido y punto. Si vas a estar haciendo el amor con otra mujer, que sea en silencio. Necesito descansar.
— Me caes bien, Will.
— Tú a mí no.
Rápidamente, se metió en su hogar y cerró la puerta de un portazo. Su vecino le desesperaba: cuando él no se encontraba en casa estaba callado y en silencio, pero, cuando regresaba, que solía ser a la noche, siempre hacía ruido mientras se dedicaba a tener relaciones con mujeres.
Cansado, sin poder con su alma, se tiró a la cama, se quitó los zapatos tirándolos a cualquier parte de la habitación, y se durmió. No fue hasta las doce de la noche que empezó a escuchar ruidos, que, cómo no, provenían de la casa de su vecino. Con un enfado inmenso, se puso los zapatos, salió de casa y tocó el timbre de su "querido" cercano.
Empezó a golpear la puerta para que abriese mientras gritaba "¡abre, abre!". Tras seis toques, Vizla abrió.
— ¡Vecino!
— ¡Ni vecino, ni pamplinas! ¿¡No te ha quedado claro que no quiero ruido!?
— Perdona, estábamos a punto de llegar al clímax.
— Me da igual tu vida sexual. No gritéis, y, si gritáis, que sea en bajo. Malditos vecinos... —. Esto último lo dijo para sus adentros.
— No creo que se pueda gritar en bajo.
— ¡¡¡Pues no abráis la boca!!!
— Difícil siendo sexo oral.
Graham se llevó la mano a la cabeza.
— A ver, listo. Silencio. ¿¡Me has entendido!?
— Sí.
— Eso. Calladito, que hay gente que no está jubilada y mañana trabaja.
— Vale.
— Bien.
Sin decir nada más, se fue de allí y se volvió a meter en la cama, donde por fin pudo dormir sin ningún tipo de distracción.
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𝕾𝖚𝖊ñ𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖊𝖝 𝖆𝖘𝖊𝖘𝖎𝖓𝖔- 𝔇𝔲𝔫𝔠𝔞𝔫 × 𝔚𝔦𝔩𝔩
FanfictionEn Cheesapeake, la comida está siendo manipulada por un producto clave que está dejando varios muertos en la ciudad. Ante esta situación, el FBI no tarda en ponerse a investigar el caso. Will Graham, dibujante técnico en el FBI, es el encargado de a...