Epílogo. Momentos

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En la trayectoria de mi aventura con esta persona, hubieron muchos momentos memorables, algunos tristes, otros felices, no tengo una cronología acerca de estos sucesos, sin embargo son fáciles de recordar por qué impactaron mucho en mi.
Recuerdo que un día en nuestros inicios, estaba enseñándole a manejar moto, de repente se puso nervioso, perdió el control, yo lo noté e inmediatamente tome el volante y frene, íbamos rumbo a un abismo, nos bajamos y le abrace, me sentía muy nerviosa por el, en ese momento si le hubiera pasado algo jamás me lo hubiera perdonado, se disculpo cientos de veces pero siempre sentí que la culpa era mía por haber quedado en un lugar peligroso.

Le gustaba mucho el ocio, cuando vivíamos juntos era muy frecuente que yo le pidiera hacer algo de orden y no lo hiciera, no me gusta repetirle a la gente así que lo hacía yo mismo, después sentía mi enfado, era notable, llegó del trabajo a hacer queaceres mientras que el señorito no le quedó todo el día para descansar lo suficiente, nunca se lo decía pero el lo sentía.

Una vez emprendimos un viaje a las aguas termales, nos perdimos pero llegamos, no era lo que esperamos pero lo disfrutamos, en la noche la carretera estaba muy peligrosa, apenas podía ver, y el frío era tremendo, nos quedamos en un hospedaje cerca de la carretera, casi nos morimos de frío aquella vez.

Eran pocas veces en las que yo era vencida por la situación, su depresión paso a ser parte de mi vida también y hoy en día es algo con lo que debo afrontar también, si no lo sufrí cuando estaba con el, era por qué sentía un alivio, al tomar sus manos, al sentir su piel, cómo sus abrazos recargaban mi energía

Cuando ya sabía manejar moto sentía orgullo y felicidad al verle, daba una vuelta y decía, mi querido es asombroso.

Tenía debilidad por sus caprichos y lo que más me encantaba era su sonrisa, no la mostraba por qué no era de una linda apariencia pero para mí esa sonrisa era lo más lindo que veía, por ello no vacilaba en cumplir sus caprichos, tal vez sea el único con el que haga eso, no vuelvo a gastar mi dinero por una sonrisa, no vale la pena esforzarse por quién no se esfuerza por ti.

Cómo lo dije antes su apariencia no era la mejor, ni estaba por entre lo normal, aún así le quería por lo que sentía por mi, y hoy en día deje de fijarme en personas así, aprendí que la gente fea en apariencia también puede ser fea de corazón.

De ahí en adelante comprendí el por qué del morbo de la gente común, el ver traseros, el ver físicos por encima del sentimiento, comprendí entonces que lo malo no eran ellos, lo malo era yo por no seguir esa misma cultura, el corazón ya no existe, el amar no es algo que se sienta, lo que se ve es economía y físico, el corazón no vale lo que siente.

Una vez me sentía mal y empecé a fumar, el se preocupo por ello, odiaba a los fumadores, pero en un cumpleaños vio una chica fumar y lo hizo también, una amiga me dijo sorprendida que desde cuándo lo hacía, yo tenía miedo en ese momento, me sorprendió mucho nose por qué haría algo que odiaba.

Muchos de los recuerdos que tengo eran cuando él se sentía mal, cada vez que le alentaba a seguir adelante, nunca supe si mis esfuerzos servían o eran en vano, solo me importaba que supiera que pasará lo que pasará, siempre iba a contar con mi apoyo en todo momento.

Le compraba su felicidad y pagaba por verla, tal vez ese era uno de mis grandes errores, una sonrisa no vale nada para quien no la considera, pero es de valor infinito para quien la anhela.

Tenía un problema con las cosas que quería y el impedimento que le ejercía, acabo por volverse o tal vez ya lo era y no me daba cuenta pero era un ladrón experto, solía encontrar la manera de ocultar las cosas que quería apoderarse, intente corregirle y en ocasiones me daba vergüenza que me vieran con esa clase de persona.

Era muy fan de los gatos, y su comportamiento como tal era también parte de ello, quería que le consintieran y lo hicieran sentir como tal, y al igual que un gato, se ponía agresivo tras la falta de mi afecto, llegamos a tener dos gatitos, los cuales aún conservo y cuido, ellos duermen conmigo ahora que el no está, y su compañía me ha brindado más felicidad de la que pude haber imaginado.

Conmigo tuvo la relación más larga que hubiese tenido, nose si tal vez fue culpa mía por quererle demasiado o culpa de él y sus manipulaciones, en dado caso nadie ha sido tan tonta como para quererle más de lo que una persona actual podría, es lo que le llamo "amor racional" son aquellas personas que tienen bastante experiencia en esto y se han convertido en el caso de que si algo no es estable desde el primer momento, jamás lo será, cosa que yo no comparto, o por lo menos no compartía, pues creía en el amor sincero y desinteresado, después de él he visto el mundo de una manera distinta, ya las relaciones las veo en base a la estabilidad que se puedan dar, tanto económica, social, cómo psicológicamente, llegando al punto de rechazar personas solo por la clara falta de alguna de estas.

El amor es sutil y pasajero, pero entre más pasa el tiempo más te das cuenta de quienes te apoyaron mientras enceguecias con otros, en ese momento das pie a tus errores y cuando intentas volver a ese punto te das cuenta que aquellos ya no están, las oportunidades solo se presentan una vez en la vida y lo mejor es dejarlas así.

Me gustaba, ver su sonrisa, aún después que nos dejáramos no soportaba verlo triste, me gustaba esos pucheros de niño pequeño que hacía, me gustaba, cuando tomaba de mi mano y me jalaba para hacer bromas, peripecias y un montón de cosas que nunca nadie me había echo hacer, tiene una chispa única, tiene un lado amable, comprensible, y junto a eso tiene todo lo malo, decía para mis adentros, ojalá encuentre alguien que lo quiera mejor que yo, que prácticamente estaba siendo jalado por pequeños hilos de manipulación sobre los sentimientos que tenía por el, que me conocía tan bien que sabía que rumbo tomaría según lo que dijera.

Odiaba, más que nada su tristeza, al lado de el nunca fui triste, fui temerosa, fui inconciente, y fui muy dejada, una mirada baja, una lágrima y ya me estaba sintiendo mal por cualquier tontería que le sucediera, algo que nunca me había pasado con otra persona y que a decir verdad, nose si me vuelva a pasar.

Todos somos únicos, todos somos distintos, y todos generamos cambios e impactos profundo sobre los demás, aprendí a desconfiar, aprendí que era una persona fácil de manipular, aprendí que al igual que mi sobrino de 8 añitos, me importa más la felicidad de los demás que la mía propia, aprendí que era la depresión, cómo caí en aquello y como hoy en día es solo una sombra del pasado, cómo bien mis padres decían, "ni en mis tiempos, ni en sus tiempos ha existido depresión, eso es un cuento inventado por los burgueses para sus altibajos, los humildes tenemos que luchar cada día por vivir y no tenemos tiempo de preocuparnos por tonterías como la tristeza, vivimos el día a día disfrutando cada pequeño instante, cada sorbo de agua, café, cada mordida al pan, cada vista que tenemos de un lugar nuevo, aunque ya lo tengamos todo, aunque nos sobre lo que tenemos nunca olvidamos nuestras raíces y costumbres, hoy en día estoy afortunada de tener un empleo que me brinda mucho y disfruto trabajar, viajo con ello y conozco, estoy viviendo la vida como nunca antes, y aunque todo esto es gracias a la perdida de aquella persona, no dudaría dos veces en volver a cometer las mismas tonterías con alguien más por qué a final de cuentas, esa es mi manera de ser y nadie más lo es.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2022 ⏰

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