Un Sombrío Primer día de Clases

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Merlina

Por mucho que me odiara por decirlo, me alegraba regresar a la academia Nevermore, durante ese semestre avancé más que nunca en mi novela y pude vivir en carne propia lo que era enfrentarse a un oscuro misterio. Nunca me había sentido tan viva y llena de adrenalina como cuando investigaba todas las pistas que me llevaron a descubrir la verdad, extrañaba eso con toda mi maldita alma, lo necesitaba.

Apenas mis ojos se posaron sobre la oscura escuela una sonrisa amenazó con escaparse de mis labios. Claramente la escondí, podía ser de las que regalaban arañas o armas corto punzantes, pero jamás sonrisas.

-No me decepciones, Nevermore -susurré para mí misma al bajarme del auto de mis padres.

-Mi pequeña tormenta -dijo mi padre acercándose a mí-, espero que este nuevo semestre sea tan horripilante como el anterior, sino más.

-Gracias, padre.

-Me adhiero a eso -coincidió mi madre-, sólo trata de que no intenten asesinarte tan seguido esta vez.

-Quienes lo intentaron están muertos o en la cárcel -respondí inmediatamente-. Yo tendría más miedo por aquellos que quieran lastimarme.

Mi mamá dio un largo suspiro antes de continuar-. No puedes culpar a tu madre por preocuparse, algún día cuando tengas tus propios hijos lo entenderás.

Quise decirle que preferiría ser comida por una planta carnívora gigante antes que tener hijos, pero entendía que mi madre estaba haciendo un esfuerzo así que por primera vez me mordí la lengua y sólo asentí.

-Ah, y tenemos una sorpresa -agregó mi padre, cambiando el tono de la conversación-. Como te fue tan bien en Nevermore, con tu madre pensamos que quizá sería el mejor lugar para que tu hermano pudiera estudiar así que decidimos inscribirlo para que comience este nuevo semestre.

Todos me sonrieron e incluso Pericles me abrazó, juro que la única razón por la que no estaba gritando en mi fuero interno era porque me había pillado por sorpresa. Aunque debía reconocérselos a mis padres, habían conseguido guardarme este secreto durante las vacaciones, tenía que aprender a no subestimarlos, si podían guardar un secreto claramente podrían hacer lo mismo con varios.

-¡Merlina!

Conocía esa voz.

Todos nos giramos hacia la chica de cabello rubio que corría dando saltitos hacia donde me encontraba. Sinceramente, nunca entendería cómo soportaba usar esas bombas de colores cancerígenos a las que ella llamaba ropa. Aunque Enid me agradaba bastante, otro aspecto que jamás revelaría ni siquiera estando bajo tortura.

Sorpresivamente al verme me abrazó.

-¡Te extrañé tanto, amiga! -dijo, muy emocionada-. Te demorabas tanto que por un momento temí que no volvieras.

-Tuvimos ciertos... inconvenientes -susurré, recordando que mis padres se solían detener la trayectoria del vehículo para... pasar tiempo juntos-. Lo importante es que estoy aquí.

-¡Sí! -dijo ella, sonriendo-. ¡Y ahora somos de esas amigas que se abrazan!

Mi padre se acercó a nosotras-. Ah, así que es gracias a esta chica que mi pequeña tormenta ahora se deja abrazar más seguido, muchas gracias, pequeña de cabellos dorados.

-De nada -dijo ella, todavía sin soltarme-. Fueron horas de arduo trabajo.

-¡Tengamos un abrazó familiar! -gritó Pericles.

-¿Qué...? ¡No! -dije, pero ya era tarde.

En un segundo mis padres y mi hermana se pegaron a nosotras, creo que hasta vi a Dedos tratando de formar parte. Estaba realmente llegando al límite de mi paciencia, pero afortunadamente mis padres tuvieron el tacto para no hacer que ese momento durara más de unos segundos. Cuando nos separamos noté que Enid me miraba más sonriente de lo habitual, cosa que ya era preocupante.

Merlina Y La Alquimista Corrupta [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora