Viejos Recuerdos y Siniestros Reencuentros

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Catalina

-...lo mejor es que regreses, hijo. Después de lo que le sucedió a esos chicos cualquiera podría ser el siguiente, tienes que pensar en tu seguridad.

Estaba aburrida de escuchar a mi mamá, especialmente cuando no respetaba mis pronombres, sé que en el fondo no lo hacía con la intención de herirme, pero esta academia era el primer lugar donde podía ser yo (al menos durante las horas de clases), incluso me había hecho amiga de varios chicos. No pensaba abandonar eso por nada en el mundo, mucho menos para volver a vivir encerrada en casa sin más compañía que mi familia.

-Ya te he dicho varias veces que me gusta estar aquí –dije por millonésima vez.

-Pero, hijo, ¿y si te descubren?

-Primero, soy hija no hijo y nadie me hará nada, mamá. Ya te he dicho que voy de las clases directa a mi habitación y no vuelvo a salir hasta la mañana siguiente.

Lamentablemente eso era verdad. En más de una ocasión mis amigos me habían invitado a salir y siempre tenía que inventarme una estúpida excusa, me tenía harta tener que mentir sobre eso, sin embargo, me dolía tanto mantener otra apariencia por toda la mañana que continuar durante la tarde noche podría dejarme en el hospital y no pensaba arriesgarme tanto, podrían descubrir que no era cisgénero o peor, mi madre podría utilizar eso como excusa para sacarme de la academia. La única opción era ser fuerte, no podía hacer nada más.

Al menos trabajar con Merlina había mantenido mi mente alejada de mis problemas. Aunque últimamente no la veía muy concentrada en encontrar al secuestrador, después de año nuevo no la había visto mucho, parecía que estaba enfocada en algo más, pero no había querido compartir conmigo en qué se encontraba.

En una calurosa mañana de enero, yo y Xavier estábamos haciendo un trabajo grupal cuando me dio una noticia.

-No sé si lo sabes, pero en esta época las sirenas realizan una competencia en el agua –no tenía idea sobre eso-, se forman grupos y realizan coreografías en el lago, siempre buscan gente para participar. Tú me dijiste que eras buena en eso, podrías intentarlo.

Efectivamente era buena, pero con mi forma masculina, cuando tenía hombros, manos y pies más grande y anchos (lo que me ayudaba a impulsarme más rápido), pero no podía decirle eso a Xavier.

Suspiré profundamente, tratando de tragarme mi frustración-. Gracias, Xavier, pero estoy tratando de concentrarme en mis estudios, no puedo distraerme así...

-Vamos, Catalina –me dijo, dándome una sonrisa que se incrustó en mi corazón-, no puedes vivir encerrada todo el tiempo. Te haría bien salir y divertirte, no puedes pasarte siempre estudiando.

Terminé diciéndole que me lo pensaría aunque fue sólo para que dejara el tema. Me odiaba por tener que mentir, daría lo que sea por poder pasar más tiempo con mis amigos, lamentablemente mi cuerpo no me lo permitía y no había nada que pudiera hacer al respecto. De hecho, me ponía a pensar que tal vez esta sería mi vida de ahora en adelante porque seguramente cuando tuviera un trabajo las cosas serían igual, tendría que ir del trabajo a la casa y nunca salir.

Me encontraba caminando al lado del lago, camino a mi habitación cuando observé a dos chicos plantando unos letreros. Si mal no recordaba uno de ellos era el hermano menor de Merlina.

-¿Qué hacen chicos? –Sus letreros tenían imágenes de ellos vestidos de abejas-. ¿Esto es un tipo de Cosplay?

-Es para conseguir nuevos miembros para el club –respondió un muchacho de lentes, que debía llamarse Eugene porque tenía ese nombre escrito en su ropa-. Si te interesa podrías pasarte, el mundo de las abejas es para todos los gustos, la mayoría no les pone mucha atención y se sorprenderían mucho de cómo viven o conforman su sociedad.

Merlina Y La Alquimista Corrupta [Wenclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora