Capítulo 2

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El club.

Hailey.

Ya estábamos en el club, pudimos entrar sin ningún problema.

Madison me prestó uno de sus vestidos, no sin antes prometer que iríamos de compras para tener un "nuevo guardarropa" Me gusta la idea de salir a comprar con ella, tiene buen gusto y el conjunto que esta portando es un claro ejemplo de ello.

Trae puesto un vestido strapless color verde agua que se adapta a su figura haciéndola ver sensual y elegante, el cabello dorado traza un río en su espalda y los ojos verdes le suman belleza a la deslumbrante mujer que se encuentra a mi lado. Mientras que yo porto un corto vestido negro que realza mis curvas y se ajusta perfectamente a mi cuerpo. No llega hasta mis rodillas, de hecho, está a solo cuatro dedos por debajo de mis muslos, pero igual siento que esta muy corto para mí.

La música suena muy fuerte haciendo que las personas que la escuchen se muevan a su ritmo, saltan y sonríen por todo el alcohol que se encuentra en su sistema, siendo presos de la droga depresora que se apodera progresivamente de sus funciones cerebrales.

El club tiene una variación de luces de colores que se funden en el cuerpo de las personas, dándole un aire libertino al local.

—¡Ven, vamos por unos tragos! —la rubia toma de mi muñeca guiándome hasta la barra.

—¿Qué les sirvo?

—Dos tragos de lo más fuerte que tenga.

Bueno, ya valimos.

La música del club cambia inundando mis oídos con Dangerous Woman y no lo puedo evitar, la melodía hace que me empiece a mover con el ritmo de la canción.

Tenía tiempo que no hacía esto. Bueno, nunca lo pude hacer; salir y disfrutar de una buena noche no es algo que yo hiciese a menudo, pero ahora lo estoy haciendo y quiero aprovecharlo al máximo.

El chico llega con nuestros tragos y no pierdo tiempo evaluándolo ya que me lo bebo de inmediato; yo también quiero sentir como el alcohol corre por mi sistema haciendo estragos al llegar a mi cerebro, quiero ser feliz por una noche. Sentirme libre.

—¡Ven Hailey, vamos a bailar! —Ethan aparece a mi lado. Asiento y me voy con él a la pista aprovechando que sigue sonando la canción que me obliga a moverme—. De verdad que te extrañé, me hiciste tanta falta.

Su confesión hace que me incline a dejarle un beso en la mejilla.

—Ya no me iré más, quiero quedarme y lo haré —afirmo—. Tienes mi promesa de que...

—Sabes que no es tú decisión —me interrumpe.

Bajo la mirada a mis pies y él me abraza como si ese abrazo solucionara todo lo malo que hay en mí, reparara todas mis piezas y conectara más nuestros lazos y, de alguna forma si está funcionando.

Ya no quiero viajar, no quiero ir de ciudad en ciudad; de pueblo en pueblo, quiero quedarme y permanecer en un solo sitio, merezco tener un lugar al cual llamar hogar para siempre.

Madison aparece ofreciéndome otro trago que no dudo en tomar, quiero perderme así sea una noche.

Bailamos los tres como si el mundo se fuese a acabar, como si al otro día todo el planeta quedaría en cenizas y solamente nos quede esta noche para disfrutar de nuestra existencia.

Oscura PerfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora