Preludio

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- Aubrey: Hey, Sunny... cuando te mudes... crees que sería mucha molestia si pudieras... ¿mantener el contacto con nosotros? N-No es por nada especial, simplemente ahora que estamos unidos de nuevo... no me gustaría que nos separásemos de nuevo. Además, seguro que los demás estarán encantados con que nos podamos hablar de vez en cuando... aunque no sea en persona. ¿Q-Qué te parece? Quizás incluso algún día podamos ir a visitarte a tu nueva casa... o podrías pasarte por aquí de vez en cuando.

-Sunny: P-Pues... claro, lo veo una buena idea.

-Aubrey: Entonces... te dejo mi número de teléfono. Ahora pedimos también el de los demás.

Los chicos avanzaron por el jardín de Sunny hasta detenerse donde se encontraban Kel y Hero, quietos como estatuas observando un tocón con una mirada fría y perdida. Aubrey es la que se adelantó a los hermanos para contemplarlo más de cerca. Sunny se quedó detrás de ellos.

-Kel: Aquí es donde Mari...

-Hero: Si, es aquí...

Aubrey: Parece que fue hace una eternidad, pero puedo recordad el día perfectamente...

Hero: Ese... Ese día fue realmente... ajetreado. Fui con mi madre a comprar ropa y zapatos. Pasamos todo el día comprando y no llegamos a casa hasta el atardecer.

Kel: Recuerdo ese día también. Fui a cortarme el pelo con mi padre... ¡Oh, si tu estabas allí también Aubrey! Nos estábamos preparando para algo... ¿Qué era?

Aubrey: Sí, íbamos a ir al recital de Sunny y Mari. Iba a ser por la noche. Cuando llegamos a casa por la tarde...

Kel: Después de tanto tiempo, aún no entiendo por qué lo hizo.

Aubrey: No creía que ninguno de nosotros fuera capaz...

Hero: ...Chicos... Continuemos.

Una mueca a punto de echar a llorar de Hero hizo que los chicos avanzaran a la casa del árbol con el corazón en el puño después de recordar el destino trágico de su gran amiga Mari. Dentro de la casa del árbol, algo más calmados, empezaron a observar y maravillarse por todos los recuerdos de años pasados que ese pequeño refugio les otorgó durante tanto tiempo. Sus veranos estaban compilados en los juguetes, cartas, libros y fotos que aún conservaba la vieja cabaña. Para generar más nostalgia en el ambiente, decidieron volver a mirar el álbum de fotos de Basil. Mientras rebuscaban en sus páginas con una triste alegría, Aubrey parecía estar queriendo decir algo. Su cara era de nervios y agitación, algo poco frecuente en ella. Los chicos se percataron, pero fue demasiado tarde, ya que la chica bajó del refugio y comenzó a correr. Cuando la alcanzaron, estaba en frente del tocón de antes, sosteniendo un molinillo rosa que acto seguido se dispone a colocar encima de él. El molinillo comenzó a girar a son del viento. Entonces Aubrey se giró dirigiéndose a sus amigos.

Aubrey: Sabéis... después de que nos separásemos... me sentí muy sola. Después de la muerte de Mari, veía como todos seguíais con vuestras vidas normales. Estaba muy enfadada de ver como la vida continuaba como si nada. Me sentí abandonada, y también que habían abandonado a Mari, pero en realidad cada uno estaba lidiando con el dolor a su manera. En la escuela, siempre intenté hablar con Basil, ya que Sunny dejó de ir, pero siempre se escondía de mí. Fue ahí cuando vi su álbum de fotos, y decidí echarle un vistazo para recordar tiempos mejores. Fue ahí, cuando vi... ¡que tenía todas las fotos tachadas con rotulador! ¿Cómo le pudo hacer eso a nuestros recuerdos? Al ver eso simplemente entré en cólera y lo robé. Además, comencé a insultarlo, y todos los demás me siguieron. Después de eso, lo único que he estado intentando hacer es aislarme... Es divertido... que lo que yo haya hecho sea peor que lo de Basil, pero fuera yo quien estaba enfadada.

De repente, empiezas a brotar lágrimas de los tristes ojos de Aubrey. Acto seguido, se derrumba en el suelo, destrozada por dentro después de su confesión. Sunny, por miedo, se aleja de la escena un poco, mientras que Kel y Hero van a socorrerla.
En el fondo, Sunny se sentía impotente de no poder ayudarla en la situación en la que se encontraba. Sus años en los que la mínima interacción social que ha tenido ha sido hablar con sus padres le han pasado factura a la hora de afrontar de nuevo relaciones cotidianas.
Mientras él seguía con su conflicto interno, los hermanos consiguieron calamar a Aubrey provocando un emotivo abrazo grupal al que se suma Sunny.

Aubrey: Necesito... disculparme con él. Deberíamos ir a casa de Basil.

Así, los cuatro amigos más unidos que nunca decidieron poner rumbo a casa de Basil para que Aubrey pueda disculparse y volver a reunir al grupito de siempre. Durante el camino, Sunny y Aubrey comentan la idea que tuvieron antes de seguir en contacto desde la lejana distancia de Sunny y se intercambiaron entre los cuatro sus números de teléfonos.

En casa de Basil, Polly, su cuidadora, les dice que el chico lleva en su habitación desde que llegó de visitar a su abuela y no quiere salir. Los chicos, animados por las súplicas de la buena mujer, fueron a ver si podían hablar con él, pero fue en vano. Deciden entonces quedarse a dormir en casa de Basil para al día siguiente volver a intentarlo y acompañarlo en su mal momento. Aubrey era la más decidida a quedarse, ya que le debe una disculpa y no quiere dejar escapar la oportunidad.

Al anochecer, pusieron varios futones en el salón, uno para Sunny, otro para Kel y otro para Hero. Aubrey, sin embargo, dormirá en el sofá, ya que los futones le parecen incómodos. El silencio invade la sala cuando todos están dormidos... o eso parecía. De repente, Sunny se despierta y pone rumbo a la habitación de Basil.

El último día de Aubrey y SunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora