Florilegio marchito

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*Nota del autor: Este capítulo me va a servir de conector porque por x y por y no he tenido suficiente tiempo de avanzar con la obra y necesito hilar bien y mentalizarme. Pido perdón por la larga pausa y me alegra que tanta gente haya llegado a leerla. Estoy impresionado, gracias de todo corazón.

Sunny despertó en una habitación de hospital. Mirando a su alrededor, vio que la única compañía que tenia eran máquinas típicas de un hospital. Pronto se percató de que le faltaba visión, y mirándose en un espejo cercano vio que uno de sus ojos, el derecho, estaba completamente vendado. El miedo inundó el cerebro de Sunny durante un momento, pero sus recuerdos hicieron que su expresión cambie a una sonrisa. Recordó todo lo que pasó la noche anterior, la pelea con Basil y todo su sueño al desmayarse. Sunny estaba determinado. Determinado a decir de una vez toda la verdad, determinado a vivir una vida normal, dejar de aislarse de los demás, y sobre todo, determinado a volver a pasar el poco tiempo que le queda con sus amigos.

La mudanza iba a ser este día, pero por culpa de este suceso, la madre de Sunny tuvo que retrasarla hasta mañana. Ella no ha podido venir a visitarlo aun, ya que tiene que poner todo en regla del traslado del día, pero por la tarde, sobre las 19:00, llegará al hospital para, si lo necesita, trasladarlo al de su nueva ciudad. Pero esto a Sunny no le importaba lo más mínimo actualmente, él solo quería soltar el peso que había estado soportando durante tantos años. Tanto dolor, tanta angustia, tanta desesperación... era su momento de dejarlos atrás.

Mientras tanto, Aubrey se encontraba sentada en una silla cerca de la habitación de Basil. Seguía muy preocupada de qué le había podido generar ese comportamiento en Basil. Él siempre ha sido un chico muy suyo, por así decirlo, pero no sabía que podía llegar a esto. El álbum de fotos era un objeto muy valiosos para ellos. Una recopilación no solo de fotos de Basil, sino de recuerdos inolvidables, buenas experiencias, momentos de paz, tranquilidad y felicidad... no había un motivo en la cabeza de Aubrey por el cual Basil decidiera tachar todos esos recuerdos agradables.

Kel, en su lugar, se quedó en el pasillo anterior al que se encontraba Aubrey. Aunque delante de su hermano estaba segurísimo de lo que iba a hacer, cuando llegó la hora de la verdad las dudas le invadieron y se bloqueó. Miraba de reojo a Aubrey escondido en un cruce, sin saber exactamente qué va a hacer o qué quiere siquiera. Solo sentía rabia y confusión, una combinación que por experiencia él sabía que no llevaba a nada positivo.

Hero, por su parte, estaba en el exterior del hospital, haciendo caso a su hermano y no metiéndose en sus asuntos. Él no estaba enfadado con su hermano, ni por la situación, sino todo lo contrario. Se sentía triste de no poder ayudar a nadie en esta situación. El siempre ha sido el mayor del grupo, el responsable, el que los cuida, les cocina, y les ayuda en todo lo que necesitan, pero ahora no puede hacer nada de eso, lo único que puede hacer es esperar a que Kel acabe y le avise. O eso o intervenir, provocando seguramente el enfado de su hermano.

Los cuatro chicos estaban en situaciones muy delicadas. Son aun muy pequeños para la magnitud del problema que se les ha venido encima, ni un adulto podría controlar bien esta situación. Pero ninguno de ellos podían quedarse de brazos cruzados. Ha pasado mucho tiempo, han acontecido muchos sucesos, y sus vidas tienen que volver a la normalidad. Es lo único que desean en estos momentos, volver a la normalidad, como si nada hubiera pasado, disfrutar de nuevo un picnic de Mari... solo querían tener una vida normal.

Kel: No puedo quedarme más aqui, tengo que actuar.

Kel se decide a hablar por fin con aubrey, y se acerca a ella, cuando de repente, escucha una voz diferente.

Doctor: Parece que el paciente se encuentra estable, ¿quiere verle?
Aubrey: Cl-Claro, quiero verle.

Kel ve a Aubrey volver a entrar en la habitación de Basil. El chico se queda impresionado, y decide quedarse fuera y observar qué es lo Aubrey le hace a Basil en ausencia de todos.

Aubrey: Veo que sigues dormido. Entendible, no te molestaré demasiado.

Aubrey dice esto mientras avanza hasta su camilla. Se sienta cerca de él, coge su mano con ambas manos y aprieta un poco.

Aubrey: Basil, lo siento mucho de verdad. Ha sido muy estúpido de mi parte querer preguntarte algo así en este estado. No merezco poder estar aquí para visitarte, ni tampoco merezco que me hayas perdonado por mis actos. Solo he conseguido hacerte más daño aún después de decirte lo mal y miserable que me sentía por todos los problemas causados. Solo quiero decirte que lo siento de verdad, y que para no causar más problemas, debería alejarme de ti, y de todos a los que pueda hacerles daño. Sunny, Kel, Hero, Kim... no me merezco a ninguno de ellos. Sin tan solo... fuera menos irascible. Sin tan solo pudiera controlar mis emociones... pero como he visto que me es imposible, será mejor que me aleje antes de dañar más a un ser querido.

Una pequeña pausa inundó la sala. Kel escuchó todo lo que dijo desde la puerta, y una sensación extraña le caló. Sentía un dolor en la cabeza y el estómago. Sentía arrepentimiento por pensar mal de Aubrey. Después de escuchar eso, no podía decir que sus intenciones fueran las de una mala persona, aunque haya provocado tanto mal. Kel no podía mirar con los mismos ojos a Aubrey ahora. Decidió ir a avisar a Hero de que estaba equivocado, y que entraran ambos a la sala a consolar a Aubrey y evitar que se alejara.

El último día de Aubrey y SunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora