Luego de días analizando, no llegó a una conclusión muy madura, bien podía ser una venganza patética, pero nunca se había visto a sí mismo como alguien que hiciera algo sólo para molestar a otro, por lo que su experiencia era nula. Pero, ahí estaba, rumbo a la universidad, en el auto de su hermano, repasando mentalmente su plan, sin embargo, con cada segundo que transcurría la estrategia le parecía más tonta e irracional. Estaba planeando dejar la riña con su hermano, pero de nueva cuenta este se encargó de hacerlo enojar.
—Bueno, hemos llegado —dijo apagando el motor y volteándose a él—. Esperó que te vaya bien este año. Y recuerda cualquier cosa estoy para ti —recalcó y ante cada palabra, un tono compasivo se escuchaba—. Puede que aún estés dolido y perdido, pero Emma no es la única chica del mundo, pronto encontrarás a la indicada. Ten cuidado con tus acciones, sin importar cuan dolido estés no puedes actuar irracional.
Dijo aquello a modo de apoyo, pero surgió un efecto contrario en aquel al que iba dedicado. Este molesto se bajó del auto y a paso apresurado se dirijo a las canchas de vóleibol.
Al aproximarse, el eco del rebote de la pelota, se hacía más fuerte y constante, casi con la misma intensidad que retumbaba el órgano dentro de su pecho. Sin embargo, la razón que motivaba sus acciones, lo impulsaba a seguir su caminar, quería que Zeke se molestara, que se enojara y, de alguna manera quería que le doliera. Si su hermano creyó que era un niño, entonces le mostraría lo infantil que podría llegar a actuar.
Tal vez estaba yendo demasiado lejos, hacer eso no podía ser buena idea, no había forma de que fuera racional, ni mucho menos maduro, pero ese conocimiento simplemente lo hacía más atractivo a ojos de Eren.
Zeke se sentiría herido y enojado y, al mismo tiempo, y él podría mostrarle que puede lidiar con una ruptura y que Emma ya está fuera de su vida, eso es seguro. No era una idea convencional, pero al mismo tiempo era perfecto.
Empujando la pesada puerta frente a él, se adentró al área deportiva y como un huracán caminó hacia el joven que estaba de espaldas a él, antes de llegar soltó las palabras como si de unos buenos días se trataran.
—Necesito que seas mi novio.
Levi volteo hacia él, con la pelota aún entre manos, sus ojos se encontraron con el verde esmeralda y lo miró con una expresión en blanco, perplejo con la situación.
—Buenos días, para ti también Eren. —Dijo, haciendo oídos sordos a la petición del moreno, mientras tiraba la bola entre sus manos al cesto con las demás.
—Necesito que finjas ser mi novio —Repitió Eren.
Levi lo miró extrañado, con las cejas levantadas y con un brillo vacilante en sus ojos.
—¿Es algún tipo de broma? ¿Tú hermano planeo todo esto, para burlarse de mí? —Dijo, acercándose, hacia donde estaba parado Eren.
—No. Por supuesto que no. —Aseguró.
—Enserio, Eren. Es muy temprano para tus bromas. —Dijo, dándose la vuelta para ir a los vestidores, pero la mano del más alto se aferró a su muñeca reteniéndolo.
—No es ningún tipo de broma. Ni mucho menos, mi hermano me envió. —Soltó el agarre, cuando el azabache se volteó nuevamente hacia él.
—Claro, ahora es más creíble. —dijo, ofreciéndole una sonrisa sarcástica.
—¿Por qué no me crees? —Cuestionó, con un falso puchero.
—Tal vez, sea porque, una vez me dijiste que tenias una emergencia y al final yo termine bañado de polvos pica-pica y con un chinchón en la frente, o la vez que "accidentalmente" terminamos perdidos en la nada, porque tu querías comer hamburguesas. —Listó, con el ceño fruncido.
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Let's Pretend
RomanceZeke se consideraba un buen hermano, por lo que siempre mostró su apoyo incondicional al Jaeger más joven, pero todo cambió cuando tras la ruptura de Eren con su novia, trató darle consuelo. Sin embargo, no siempre las palabras dichas son las mejore...