2.

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Día 2.

—W. W

Volteo a mi padre con una mirada confusa —¿Qué?

El asiente con la cabeza —W. W. Es el nombre de la nueva academia en la que irás, es una de las más prestigiosas, tu madre había sido una de las mejores allí.

Mi padre y yo nos encontramos sentados dentro de una limosina que nos lleva a nuestro nuevo hogar. El lugar es extraño, un poco sombrío diría yo. Hasta ahora no he visto a ninguna persona recorriendo por éstas calles, como si estuvieran escondiéndose de algo o... de alguien.

Me dedico a observar el asfalto humedo por la lluvia de hace un rato, y por otro más que se acerca. Aunque no quiera admitirlo, estoy un poco nerviosa.

Nuevo país, nueva ciudad, nuevas personas. Comienzo a extrañar a nuestra vecina, era alguien vieja y podía enojarse por absolutamente todo, tal vez lo que extrañaré son sus gatos y la forma en la que me gritaba cada que mandaba una pelota de volleybol a su jardín.

Lindos momentos.

Volteo a mirar a mi padre —¿Por qué mencionas a mamá en todo ésto?

Mi padre deja su pipa a un costado —casi no lo usa pero siempre la tiene consigo—se cruza de piernas y toma un diario. Aprecio la tranquilidad con la que hace las cosas —¿Qué tiene? ¿O es que te afecta que mencione a-

—¿Ya falta mucho para llegar? —Le pregunto al chofer interrumpiendo a mi padre. El chofer -Carlitos- me hace una seña de afirmación con la cabeza.

Padre suelta una risa suave —No entiendo porqué finjes odiarla.

—No finjo, padre. En verdad la detesto.

—Es una lastima.

—¿En verdad lo es? —arqueo una ceja, un poco impaciente. —A ti te importa un comino lo que pase con madre, mucho menos te importará lo que piense o diga de ella ¿O me equivoco?

Padre voltea ligeramente su rostro a mi, con los labios un poco fruncidos, como si se contuviera una sonrisa. Sus ojos verdes oscuros directo a los míos, yo lo miro con odio, y él con gracia. Siempre sucede lo mismo, como si fuera una jodida competencia de miradas, y el que desvía la mirada primero, pierde el privilegio de tener la razón. Nunca lo hemos dicho, pero sabemos que es así.

El chofer gira hacia nosotros —Disculpe la interrupción, señor Galiagert.

Padre suelta un suspiro y despega su vista de la mía para girar hacia Carlitos. Sonrío satisfactoriamemte y abro la puerta del vehículo mientras el chofer dice: —¿Desea que lo lleve dentro del garaje o lo dejo frente a la entrada principal?

—Yo me bajo aquí mismo —digo tomando mi bolsón entre mis manos -Caminaré desde aquí.

—¿Estás segura?— pregunta mi padre — Está por llover, y el camino a la entrada principal es aún largo.

—Estaré bien —Me coloco mi gorro y guardo mis audifonos para que no se echen a perder —El viaje fué largo, lo menos que quiero es volver a sentarme otro minuto más. Además, sabes que me gusta la lluvia.

—Como tu quieras, le diré a Melany que prepare café para cuando llegues, te veo adentro. Ah, y ten cuidado, hay ciervos habitando en el bosque de toda esta manzana.—Asiento ante sus palabras y cierro la puerta para así poder ver como la limosina se aleja bajo los truenos.

GUILT - CULPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora