Otoño (tercera estación)

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Otoño, tercera estación, deberíamos cosechar los frutos de nuestro amor en esta ocasión, pero, ¿qué se puede cosechar si nada de lo sembrado sobrevivió al asfixiante verano?.

Primer error

El mal humor de Turles no tenía muestras de desaparecer o bajar siquiera, cuando noto que Raditz no tenía ni intenciones de acercarse solo empeoró. Parecía muy cómodo hablando con el "principito", no evito gruñir con molestia por lo bajo, sintiéndose más y más enojado cada vez.

Raditz sentía la penetrante mirada de Turles quemando su nuca, ¿acaso sabía lo que se hablaba aquí?, no, era imposible, sin embargo no podía quitarse aquella sensación. Lo miro de reojo y solo encontró su furibunda mirada, no evito suspirar por ello.

Las cosas parecían haber vuelto a ser como antes, luego del arranque de ira que había tenido esa tarde, pero apenas un par de meses después, de nuevo habían aparecido los ademanes y gestos que le hacían saber que se estaba conteniendo. La manera en que apretaba los puños o cuando gruñía por lo bajo mientras cerraba los ojos con irritación, esos pequeños gestos solo ocultaban como esa gran ira se volvía a acumular y para ser honestos temía que está vez no fuera solo la silla la mayor afectada.

Ese día estaba vivido en su memoria como si hubiera pasado ayer. Recogió la comida del almuerzo y empezó a desempacarla en cuanto llego a la casa. Llamando a su pareja en voz alta para hacerlo saber que había llegado, apenas un segundo después sintió esas grandes manos en su cintura, acariciando, manoseando y bajando hacia su trasero.

- Oye... - le dijo aún de buen humor - los mocosos llegaran en cualquier momento - le recordó con delicadeza y tono coqueto. Estaba dispuesto, iba sugerirle que tomarán una ducha o tener un rápido encuentro, sin embargo no pudo terminar de hablar.

A Turles se le escapó un bufido y lo soltó con brusquedad, saliendo del cuarto en un abrir y cerrar de ojos. Mierda, pensó de inmediato, no quería eso. Salió tras su pareja a aclararle la situación y tal vez a recuperar todavía el momento. Pero no lo escucho.

- Oye, perdona - soltó de inmediato apenas lo alcanzó - no quise decir que no quería, solo que cambiemos de lugar.

- Si claro - soltó con sarcasmo y mordazmente a la vez que volteaba los ojos.

- Por favor, lo digo en serio - casi suplicó - vamos no perdamos el buen humor - le susurro aún deseando que cambiará de humor, intento abrazar sus hombros pero fue rechazado con una sacudida brusca de los mismos.

Eso le dolió más de lo que pensaba, no iba a quedarse ahí a que lo siguieran humillando, así que después de respirar hondo un par de veces e ignorar el escozor en sus ojos y la presión en su pecho, volvió a la cocina para no empeorar las cosas. Apenas si había terminado de sacar todo de sus empaques, cuando la puerta del comedor grande se estrelló contra la pared y Turles volvió a entrar a la cocina.

- ¿Qué mierda te pasa? - increpo rápidamente, más que enojado por su actuar.

- A ti que te importa, se nota que realmente te preocupa lo que me pasa - soltó venenosamente.

No evito gruñir por lo bajo con molestia, no iba a permitir que lo tratara así ya era bastante.

- Fuera - indicó de inmediato - sal de la cocina, no quiero verte.

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