▶Episodio 8

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Kyungsoo estaba nervioso, y no entendía el por qué. JongIn ya había estado en su casa antes, aunque, en ese momento, se sentía diferente. Moonbin estaba pasando la tarde en casa de su amigo Eunwoo, así que estaba solo a la espera de que el alfa llegara para acabar el trabajo. Mentiría si dijera que aquellas magdalenas recién horneadas descansaban sobre la mesa de centro por casualidad. Le encantó ver cómo JongIn disfrutaba de sus galletas, y quería que probara otras de sus especialidades.

Cuando el timbre sonó, salió disparado hacia la puerta, tropezando  con unos de los juguetes de su hermano pequeño por el camino. Antes de abrir, se detuvo frente al espejo de la entrada intentando organizar sus rebeldes rizos castaños. Se dio por vencido justo antes de que el timbre volviera a sonar. JongIn estaba tan imponente como siempre, con sus ajustados jeans negros con rotos en las rodillas y una sudadera del mismo color, siempre fiel a sus botas.

Le dedicó una suave sonrisa que le aceleró el corazón, y que Kyungsoo devolvió con una mucho más grande y brillante.

—Pase.

Se hizo a un lado, permitiendo que el alfa entrara a su casa. Al hacerlo, una fuerte oleada de olor a bosque le hizo suspirar. Debía comprar supresores pronto.

—Moonbin está celebrando el cumpleaños con un amiguito en su casa, así que estamos solos.

—Mejor.

JongIm habló sin pensar y, al ver los ojos abiertos del omega, se apresuró a arreglarlo.

—Quiero decir, así podremos trabajar más tranquilos.

Maldijo mentalmente. JongIn era una persona que alardeaba de tener siempre el control de las situaciones, pero todo eso se iba al traste cuando estaba con Kyungsoo y sus irresistibles ojitos brillantes. Se sentía tímido y torpe, y él nunca fue ninguna de esas dos cosas. El filtro cerebro-boca de JongIn desaparecía cuando estaba junto al omega, y lo último que quería era espantarlo. Lo que él no sabía era que, quizá solo quizá, aquella matización había decepcionado a Kyungsoo.

Los chicos entraron al salón donde, al igual que el día anterior, les esperaba una mesa llena de libros. Kyungsoo no tardó en adoptar una postura estudiosa y responsable, y se concentró en el trabajo, mientras que las palabras "estamos solos" se repetían en la cabeza de JongIn como en un viejo gramófono estropeado impidiéndole centrarse.

Kyungsoo llevaba una camisa blanca, con el último botón despasado, y unos ajustados vaqueros descoloridos; y JongIn solo podía pensar en lo que le gustaría barrer todas las hojas de la mesa con su brazo y tumbar a Kyungsoo sobre ella, arrancarle la camisa esparciendo los botones por toda la estancia y amasar ese trasero que tan perfecto se veía bajo esos pantalones apretados.

—Hyung, ¿está bien?

La preocupada voz de Kyungsoo lo llevó de vuelta al mundo real.

—Claro, ¿por qué lo dices?— respondió, haciéndose el desentendido.

—Estaba gruñendo.

—¿Gruñendo?

—Sí, ¿en qué pensaba?

JongIn se lamentó, ¿por qué no podía mantener el control en presencia del omega? ¿Por qué tenía que dejar que sus instintos animales lo dominaran? Era patético.

—En nada, no te preocupes, Soosie

Y volvió a maldecir, esta vez, en voz alta.

—Mierda.

Kyungsoo creía no haber oído bien.

—¿Acaba de... acaba de llamarme Soosie?— preguntó entre asombrado y divertido.

—¿No?

—¡Sí lo ha hecho!— exclamó risueño.

Realmente, JongIn era un idiota.

—Yo... yo lo siento. Ha sido sin querer, no quería hacerte sentir incómodo. Antes estaba pensando en ti, y así es como me refiero a ti en mi...

Mierda.

Él se calló, Kyungsoo se calló, en aquel momento sentía como si todo el maldito vecindario se hubiera callado. No estaba acostumbrado a hablar con personas que no fueran Sehun, y con él no tenía que cuidar sus palabras. Definitivamente, con Kyungsoo debía empezar a hacerlo, si no quería seguir cavando su propia tumba.

Cuando le miró, el omega estaba sonrojado hasta las orejas, y había apartado la mirada avergonzado. JongIn no comprendía cómo podía ser tan adorable, y él tan imbécil.

—Lo siento, Kyungsoo. Soy un idiota, no quería molestarte y...

—Soosie está bien. — interrumpió Kyungsoo muy avergonzado.

—¿Cómo?

—Puede llamarme Soosie si usted quiere, hyung.

JongIn  sonrió, preguntándose qué había hecho él para merecer estar hablando con una dulzura como Kyungsoo. Debió ser algo muy bueno.

—Entonces te llamaré Soosie... si tú me llamas solo JongIn.

Kyungsoo ladeó la cabeza y frunció el ceño con confusión.

—¿Solo JongIn?— preguntó, como si aquello fuera algo inconcebible.

—Sí, sólo JongIn.

Kyungsoo pareció pensarlo por un momento antes de asentir sonriente.

—Esto nos convierte en amigos, ¿verdad?

JongIn no sabía qué decir, Kyungsoo parecía tan ilusionado. Aquel chico, definitivamente, era de otro mundo. Él sólo tenía un amigo y Kyungsoo parecía llevarse bien con todo el instituto. A él nadie la hablaba, nadie se le acercaba, pero el omega de sus sueños, el chico del que estaba perdidamente enamorado, quería ser su amigo. Aquello era mucho más de lo que podía pedir.

—Claro, somos amigos.

—¡Genial!

El omega  dio una palmada y un pequeño salto en su sitio, antes de abrazar a JongIn. Un contacto rápido y breve, algo que había sido tan natural como el respirar para Kyungsoo pero que había dejado a JongIn pegado a la silla.

—Lo siento, a veces soy demasiado cariñoso... — se disculpó, al darse cuenta de la parálisis del alfa.

Era verdad, a él le gustaba abrazar a sus amigos, y Kim JongIn era uno de ellos. No importaba que pensara que era un alfa tremendamente guapo, ni que su corazón se acelerase con su presencia, ni que, al abrazarlo, hubiera sentido como si un millón de mariposas revolotearan en su interior.

—No, no importa. Será mejor que acabemos el trabajo de una vez. — respondió JongIn, sintiéndose avergonzado por primera vez en su vida.

Solo rezaba porque sus mejillas no estuvieran tan rojas como las sentía.

Los dos chicos terminaron el trabajo en un tiempo récord, a decir verdad. Pero es que Do Kyungsoo era una de las personas más inteligentes y trabajadoras que JongIn había conocido jamás. Lo bueno, era que había perdido el miedo a no volver a hablarle más de una vez terminada la tarea.

Al fin y al cabo, ahora eran amigos.

𝙄𝙣𝙩𝙤𝙘𝙖𝙗𝙡𝙚[Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora