Una historia de amor entre Cheese Pie y Blue con muchas tartas de queso con fresas.
Esta es una traducción autorizada de นางฟ้าจันทรา.
La podéis encontrar en twitter como @Channakarn2017
—Me gustaría un trozo de pastel de queso con fresas. Phi, ¿aún queda?
Cake, que estaba inclinado limpiando el mostrador abrió los ojos con sorpresa cuando el dueño del tema del que su amigo y él habían estado charlando por la tarde se quedó de pie justo a la hora del cierre de la tienda pidiendo lo que ayer dijo que no le gustaba.
—Es un producto que se vende bien y hay mucha gente interesada, así que se nos acabó esta tarde —no fue Cake quien respondió, sino un amigo pequeño de mirada dulce que entró para sustituirlo, no sin antes indicarle que recogiera otra parte de la tienda.
Cake puso los ojos en blanco, a pesar de que quería decidir él, fue obligado a alejarse del lugar mientras la mirada aguda de Blue se posaba en la mirada dulce y jugosa del hombre frente a él.
—¿Es eso así? —No fue realmente una pregunta. Parecía más bien un desafío. —¡Cuánto lo siento!
Eso fue todo lo que dijo antes de darse la vuelta y caminar hacia la salida.
—Ven mañana. Te guardaré un poco —una voz suave, ligeramente melosa, flotó desde atrás antes de que Blue empujara la puerta para salir.
Sus delgados dedos tamborilearon pensativamente sobre el cristal, antes de hablar sin girarse hacia el origen de la voz.
—No es buena idea. Yo quiero comer hoy, mañana a lo mejor ya no me apetece.
La puerta de la tienda se cerró y las comisuras de la boca de la persona que estaba detrás del mostrador se levantaron en una sonrisa. Con esa mirada aún brillante chasqueó la lengua con fuerza.
Cheese Pie estuvo a punto de perder la confianza no hacía mucho, cuando no vio aparecer a Blue por la tienda y sus amigos dijeron que lo vieron sentado en la tienda de licores al otro lado de la calle, como era de esperar.
—Entonces, ¿qué pasa con el hábito de Blue, tío? Cada vez que está soltero, lo vemos siempre en el bar. Luego, en unos días, volverá a salir con una nueva persona y se volverá a sentar en la tienda Long Nom —Smoothie hablaba de Blue, el cliente habitual que todos conocían y que habían visto comportarse así los dos últimos años, con lo que se había convertido en algo familiar, y fácil de adivinar.
Sin embargo, como ayer Cheese Pie lo tentó, creía que Blue vendría hoy. A punto estuvo de perder dinero contra sus amigos.
—Dadme cien cada uno —Cheese Pie extendió la palma de la mano y la balanceó delante de Cake y Smoothie.
—Ya pasa de la hora de cierre, no cuenta —objetó Cake. La apuesta era si vendría Blue, pero llegó a las 22:05 horas, y ya había pasado la hora de cierre.
—No cerraste la puerta con llave —Cheese Pie se encogió de hombros. Se aprovechó del hecho que, si la puerta no se había cerrado con llave, significaba que la tienda seguía abierta. Cake y Smoothie pusieron los billetes verdes en la pequeña palma. Cheese Pie levantó una ceja porque ese no era el color acordado.
—Venga, toma veinte, pero no compres nada.
¡¡¡Guau!!! Cheese Pie sacudió la cabeza dejando esos dos billetes verdes en la caja de propinas.
—Me voy.
El hombre pequeño se movió tan rápido como huracán. Para cuando Cake y Smoothie se dieron la vuelta, solo vieron la puerta que acababa de cerrarse, y la persona que dijo esa frase desapareció rápidamente.
—¿Adónde va con tanta prisa?
—Sospecho que va a tener una cita con el niño.
Cake y Smoothie acertaron, pero tuvieron que seguir limpiando la tienda. En cuanto a Bua Loi, este miró fijamente a través de las gafas de montura negra y a través de la ventana transparente del coche, un Fiat de color azul, para poder mirar hacia fuera. Cheese Pie condujo en la misma dirección en la que Blue acababa de alejarse.
—¿No te vienen a recoger hoy? —Cheese Pie abrió la ventana e inclinó la cabeza, asomando su dulce rostro a través de la puerta de un Fiat y preguntando a la persona que caminaba por el borde de la carretera
—Vete a casa ya —la cara agua respondió con una voz melosa mientras sujetaba la bolsa con las dos manos y seguía caminando.
—¿Vamos juntos?
Tan pronto como las llantas blancas dejaron de girar, la puerta del copiloto se abrió de golpe. Cheese Pie pisó otra vez el freno, antes de mirar a la persona que acababa de decidirse a sentarse a su lado con el rostro inmóvil.
—Inocente —dijo, moviendo unos labios carnosos y pálidos, con la intención de que lo oyera el otro.
—¡Au! —Le salió de repente, no estaba de acuerdo. Pero el rostro de la persona que habló de repente, al igual que Blue, se quedó callado, con la mirada fija en la carretera frente a él.
Cheesepie entrecerró los ojos ante el rostro afilado de la persona a su lado y empezó a conducir lentamente, con una cara sonriente.
—Conduces despacio, ¿cuándo llegaremos?
—Quiero estar contigo durante mucho tiempo.
—No vas a venir y quedarte.
—Si me dejas, ¿podré cogerlo?
La persona a la que se le preguntó no contestó. Pero esa pregunta ayudó a tranquilizar su cara que solo estaba interesada en mirar al frente.
Se giró para mirar seriamente a la persona que había a su lado
—Phi, ¿cómo es eso?
—¿Y cómo crees que va a ser? Nos hemos visto durante mucho tiempo
—Nunca antes te había visto
—¡Oh, eso es tan deprimente! —El tono quejoso hizo que la persona que acababa de desviar la mirada de su rostro fuera dulce.
No tardó mucho en volver a mirar de nuevo.
—No estás realmente ofendido, ¿verdad?
—¿Y si lo estoy?
—¿Te gusto, Phi?
—¿Si me gustas?
—...
—¿Estás tranquilo?
—Usa la cabeza
...
...
...
—Todavía no he llegado a casa.
—No dije que te llevaría.
—Pero me invitaste a ir contigo.
Blue miró a la persona que salió del auto y abrió la puerta de su propia casa aparentando indiferencia.
—Solo pregunté si nos íbamos juntos. No dije nada de llevarte a casa.
Blue frunció el ceño preocupado. Se encontró con la mirada dulce de la otra persona que rodeó el vehículo hasta apoyarse en la puerta de su lado.
La mirada seductora de la persona frente a él hizo más clara la respuesta a la pregunta que se hizo ayer.
—¿Me puedes llevar?
No contestó...
En cambio, lo condujo al interior de la casa mientras un suave sonido se oyó, no muy fuerte, pero lo suficiente para que Blue lo oyera claramente.
—Ahora mismo, tengo otro trozo de pastel de queso. Si quieres comer, entonces... ¡entra!
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