Capítulo 6

21 2 1
                                    

[...]

-¡De prisa Dory, llegaremos tarde a la escuela! -gritó Brandon, desde la puerta de la casa de Azul.

-¡Ya voy, dame dos minutos! -respondió la pelinegra, arreglándose el cabello.

«Quisiera decirle a ese tonto que deje de llamarme Dory, pero creo que es divertido proviniendo de él», pensó ella, mientras salía de su habitación.

-Feliz cumpleaños, pelinegra. -Sacó de su bolsillo una cajita azul pequeña y se la entregó-.

-¿Qué será?, ¿un pez azul?. -Ella retiró el listón riendo sarcásticamente y abrió aquella cajita-.

-¡Exacto; literalmente es una cadena con un dije de Dory! -expresó él, entre risas nerviosas.

-Castaño, en serio eres único, gracias -dijo ella. Sin pensarlo acortó la distancia entre ellos y lo abrazó.

«Me está... abrazando, se siente tan... cálido», pensó Brandon. Estaba tan asombrado y paralizado, sin saber si responder a su abrazo o no.

«Lo estoy... abrazando, yo... mi corazón está latiendo muy rápido, sin embargo se siente... bien», pensó Azul sorprendida por su acción.

Después de unos segundos, ambos se separaron sonrojados y se silenciaron por varios segundos.

«Mierda, me quema el rostro; necesito cambiar el ambiente de esta situación», pensó él, apenado y tocándose la parte de atrás de su cabeza .

-Pez azul, si no subimos al auto pronto, vamos a llegar tarde y nos cerraran la puerta por tu culpa -propuso él, con una expresión desinteresada.

-ah-ah, tie- tienes razón; vámonos ya -balbuceó.

«Malditos nervios... me hicieron balbucear como tonta», pensó ella. «Sin embargo... él no parecía para nada nervioso, hash soy una completa tonta por pensar demás».

En la escuela:

-Bien alumnos, antes de culminar mi clase, quiero hacer un anuncio con respecto al concurso de dibujo por el mes de primavera que se llevará a cabo como todo los años -comentó el profesor de arte al salón del ultimo año de secundaria.

»Hoy es tres de agosto; el concurso se llevará a cabo el dos de septiembre, asi que tienen prácticamente un mes para que piensen y presenten sus trabajos hasta entonces; todos los profesores acordamos que como van a culminar la secundaria, el mejor premio sería que el ganador sea exonerado de los exámenes finales, ¿Qué opinan?.

Todos los alumnos afirmaron lo dicho muy emocionados; aunque Azul no era tan talentosa dibujando, le emocionaba la idea de ser exonerada de los exámenes finales, porque ya no iba a desvelarse por estudiar todas las materias.

-Profesor, antes de que acabe la clase; quisiera recordarle que hoy es el cumpleaños de Azul, deberíamos felicitarla -comentó una compañera de Azul, con una sonrisa.

La mayoría de sus compañeros estuvieron de acuerdo, incluso le abrieron un camino para que pase por ahí.

–Ah cierto; Azul, por favor acércate al frente para cantarte la canción de "Feliz cumpleaños" –manifestó el profesor, con una sonrisa avergonzada.

–Después de todo, tu padre es el alcalde de la ciudad y gracias a él, pudimos tener la cancha de futbol –agregó, sonriente.

«Oh genial, yo que estaba tan bien pasando desapercibida; es el privilegio de ser hija de un "político"», pensó ella, con una expresión sarcástica.

–Vamos pez azul, es tu momento de brillar; si te sientes nerviosa solo mírame. –Brandon la ayudó a ponerse de pie y la empujó ligeramente para que ella avanzara–.

Cuando todos estaban en la mitad de la canción; Azul se sentía un poco nerviosa y avergonzada, sin embargo, no despegó su mirada con la de Brandon.

«Me dijo que si me sentía nerviosa, lo mirara, pero... cuando lo hago, más nerviosa me pongo», pensó Azul, mordiendo su labio inferior.

«Desde aquí; él se ve diferente, su sonrisa... es muy linda y el brillo de sus ojos , me hacen querer...», agregó, a su pesar.

Los aplausos interrumpieron sus pensamientos, lo peor fue que cuando quiso detener sus pensamientos, ya se había sonrojado.

–Les... agradezco a todos por... felicitarme –expresó Azul, tocándose el rostro.

«Demonios, mis mejillas...», pensó avergonzada.

–Profesor, ¿me puede dar permiso para salir un momento? –pidió ella, avergonzada; desviando las miradas de todos, inclusive de Brandon, que fue el causante de su sonrojo.

–Está bien, de todas maneras ya culminó la clase.

Al llegar al sanitario; se acercó al lavabo y humedeció sus manos para luego pasarlas por sus mejillas.

«Maldición... no debí pensar demasiado, Dios mío ¿Qué me esta pasando?, ¿Por qué mi corazón palpita muy rápido cuando pienso en ese tonto?», pensó ella, mientras se humedecía las mejillas.

Cuando estaba saliendo del sanitario, se tropieza con Brandon afuera de la puerta con su mochila puesta, mientras que con una mano sostenía la mochila de la pelinegra.

–Al fin saliste Dory, pensé que te habías desmayado de la vergüenza; si te demorabas un minuto más, iba a entrar sin importar que es de mujeres –dijo él, con una risa sarcástica.

–Claro que no idiota, estaba refrescándome nada más –respondió ella, frunciendo el ceño–. Por cierto ¿Ya vinieron a recogernos?.

–Hace seis minutos que el chofer está esperando afuera; si sigue esperando, se quedará dormido –explicó él, levantando los hombros sin importarle.

–Está bien, vamos.

Ángel al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora