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Sus ojos se centraron en la figura del sofa. Su mirada se deslizó sobre los pies de Memo antes de parar en los rizos de Memo.
Memo tenía la cara hundida en un cojin, sus dedos apretando el cojin tan fuerte que sus nudillos estaban blancos. El nudo de preocupación se había retorció más apretado cuando una ola de proteccionismo posesivo surgió a través de él.
Lionel se acercó un poco más a el, en silencio en la parte posterior de la cabeza de Memo, sintiendo sus rizos.
A pesar de sus palabras a el, no estaba tan seguro de que Memo querría verlo. Había hecho un montón de
suposiciones acerca de Memo. No podía estar seguro de que no había
imaginado lo que no estaba allí. Por mucho que le doliera admitirlo, no
podía confiar en sí mismo cuando se trataba de Memo: él no era razonable en torno a él, comportándose como un hombre poseído, que sólo quiere
tenerlo en todas las formas posibles.

La verdad era que quería que Memo lo quisiera. Quería que Memo lo necesitara. No había nada racional o práctico al respecto. Memo era problemas. Memo era una complicación que no necesitaba en su vida. Y, sin embargo, lo quería en sus brazos, todo suyo para putearlo, besarlo, regañarlo, joderlo y adorarlo, con toda su actitud espinosa.
Era irracional como el infierno. Y por eso no podía confiar en sí mismo para interpretar los sentimientos de Memo correctamente.
Lionel levantó la mano y rozó las largas y oscuras pestañas de la mejilla de Memo. Estaban húmedas. Pestañeando, Memo volvió la cabeza y lo miró sin parpadear. Su nariz estaba roja, sus labios estaban agrietados, y sus ojos estaban rojos y húmedos. No había nada bonito en él en este momento. Lionel quería besarlo.
Y así lo hizo.
Se inclinó y se ajustó a sus labios. Un pequeño suave gemido escapó
de la boca de Memo. Enterrando sus dedos en el cabello de Memo, Lionel
le dio un beso profundo, chupando y masticando esos labios.
Dulce misericordia. No podía tener suficiente de esta boca. Las manos de
Memo rodeando su cuello, rastrillado por el pelo y tirando de él más cerca,
esos pequeños suspiros y gemidos yendo directamente al pene de Lionel y su corazón. Cristo, ¿Cómo demonios había conseguido caer tan profundo, tan rápido?
De repente, Memo apartó la boca y lo miró.
-¿Qué crees que estás haciendo?
-Besándote -dijo Lionel, besando una comisura de su boca y luego la
otra.
Los labios de Memo se separaron antes de que golpeara a Lionel en la
cabeza y lo empujara.
-¡Deja de hacer eso! -Las cejas de Memo se juntaron con recelo-.
¿Porque haces esto? -Sus ojos se estrecharon-. ¿Sientes lástima por mí?

Lionel río.
-¿Quién en su sano juicio podría sentir lástima por ti?
La mirada sospechosa no desapareció del rostro de Memo, aunque sus hombros se relajaron un poco.
-¿Entonces,?
Lionel se acerco un poco más.
-¿No se me permite sentir atracción por mi rival?, Al que por cirto le gane. -Él lo había dicho como una broma, pero al instante se arrepintió cuando Memo bajó la mirada. Lionel acarició la parte interior de la muñeca de Memo y Memo levantó sus ojos de nuevo
-Quería asegurarme de que
estabas bien, esa noche -dijo Lionel más o menos. Memo sonrió. La sonrisa no alcanzó sus ojos.
-Este fue mi ultimo Mundial, no creo volver a jugar fútbol profesionalmente. Pero por lo demás me siento bien supongo. Me voy ahora -Él sacó su mano de Lionel y se intento levantar, Lionel lo detuvo.
-Puedes jugar de nuevo...
-No -dijo Memo-. No, el tiempo pasa Lionel.
Lionel lo miró.
-No voy a mentir -dijo-. Soy consiente que el tiempo pasa, los deportistas profesionales no son eternos. Todo es efimero-miró a Memo a los ojos.

-.Pero podemos volver al próximo Mundial si tu quieres, podemos...
-No tiene sentido -dijo Memo, con los ojos relucientes. Él sonrió, melancolícamente-. ¿Y luego que?¿Vernos y follar despues de cada partido? Yo-yo no puedo seguir asi...
Memo desvío la mirada.

Tomando la barbilla de Memo con los dedos, Lionel echó la cara hacia
arriba, lo que le obligó a mirarlo a los ojos.
-No necesitamos el fútbol para eso.
Memo lo miró sin parpadear, como si él no entendía de lo que estaba
hablando de Lionel.
Por fin, sus ojos se abrieron. Se ruborizó, frunció el ceño, y luego
desvió la mirada antes de lanzar una mirada a de nuevo. Parecia tímido.
Memo le dio una mirada mordaz.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2022 ⏰

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