Segunda Parte

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—¡Hombre! —Un acento distinto al suyo lo llamó con preocupación—

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—¡Hombre! —Un acento distinto al suyo lo llamó con preocupación—. ¿¡Estas bien!?

Julián no necesito de más palabras para identificar el acento: mexicano.

Apenas con fuerzas, el delantero argentino elevo el rostro para toparse con otro tan joven como él; el defensa mexicano Kevin Álvarez lo veía desde su altura con una mueca en la faz.

¿Tan mal se veía? ¿tan enfermo?

Scaloni no solo no lo iba a dejar jugar. Se encargaría el mismo de volarlo de regreso a Argentina.

Sin decir o esperar más, el mexicano se apresuró a detener las puertas del elevador que amenazaban con cerrarse, para luego, entre gritos, llamar a otros  de su compañeros seleccionados:

—¡Edson, háblale a Guardado!

—¡No esta!

—¡Pues trae a Paco Memo!

Los gritos y los cuerpos ajenos rodearon al enfermo Julián, mientras lo sacaban de las cuatro paredes asfixiantes del ascensor.

Sin fuerzas, y mucho menos control de la situación, el joven argentino se dejó inspeccionar y manejar por la selección tricolor.

—Muchacho —llamó una voz un tanto suave acompañada de la ligereza de un acento extra—. Julián, ¿Cómo te sientes?

Con lo que le restaba de fuerzas, abrió los ojos nuevamente, muy apenas, porque su cuerpo le ordenaba que volviera a dormir para no sentir dolor. Pero justo como su capitán, la curiosidad pudo con el:

—¿Cómo sabes mi nombre, portero?

—Soy Guillermo, Memo para mis amigos. Y nos es difícil buscar en Google —Un murmullo y un par de oraciones en el más argentino modo que pudo mascullar Julián, le ganaron un par de risas de sus espectadores, en especial del portero mexicano que seguía palpando su rostro— Tiene fiebre, y por cómo no se suelta el abdomen, también debe dolerle —explicó esta vez a su equipo, y prosiguió a darles más ordenes—. Álvarez, tu...

—¿Sí? —respondieron tres voces interrumpiéndolo al unísono: Edson, Kevin y el enfermo Julián.

—Edson —señaló Ochoa—. Busca a su equipo, y tráelos aquí por él, y Kevin...

—¡No! —gritó el delantero argentino, interrumpiéndolo otra vez—. No puede saber mi equipo, o mi director técnico no me va a dejar jugar otra vez si se entera, es más, el mismo me regresa a Argentina y...

Con fuerzas renovadas en el temor de verse descubierto, con un solo suspiro, Julián comenzó a relatar su —pequeño— problema con su sistema digestivo, como había desobedecido sobre eso a Scaloni y que, de alguna forma, su capitán, y su guardameta, habían aceptado no delatarlo siempre que consiguiera aliviar, su ahora empeorado, dolor estomacal.

Flores de Cempasúchil (Ochoa X Messi) (GARDENVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora