Capítulo uno: Haz el bien, sin mirar a quién

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Los sorprendidos ojos azules del joven vagabundo se habían clavado en la sonriente [Tn], que inclinada frente a él, temprano por la mañana del día siguiente de haberse conocido, le ofrecía un plato de porcelana con un desayuno que parecía hecho en...

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Los sorprendidos ojos azules del joven vagabundo se habían clavado en la sonriente [Tn], que inclinada frente a él, temprano por la mañana del día siguiente de haberse conocido, le ofrecía un plato de porcelana con un desayuno que parecía hecho en casa.

Él se hallaba sentado sobre varios cartones, sin ser capaz de moverse. Se había estremecido debido a la bondad de la joven.

—¿Has traído eso... para mí? —inquirió, sin atreverse a aceptar lo ofrecido.

—Sí —respondió [Tn]—. Lo he preparado para ti.

—Creí que habías venido por el paraguas.

—Ah, eso... Te lo obsequio —dijo sonriendo con frescura y amabilidad.

—¿Es un... obsequio? —replicó por lo bajo, sin poder creérselo. Sentía que era la primera vez que le regalaban algo.

—Sí —confirmó jovial—. Y... Venga, coge el plato que la comida se enfría.

—Pero señorita [Tn], n...

—Vale, que no soy una gran cocinera, pero me he esforzado. Te prometo que sabe mejor que la hogaza de pan que te traje ayer por la...

—Es el pan mas delicioso que he comido en toda mi vida —le interrumpió algo ceñudo, aunque ni siquiera recordaba algo mas de su existencia, desde el momento en que abrió los ojos en la orilla de aquel río.

El joven Sabo, que ignoraba su propia identidad y procedencia; prefería mostrarse serio antes que dejarse llevar por lo conmovido que se sentía. No lograba explicarse porqué ella era tan buena con él, quien no tenía nada que ofrecerle a cambio de su amabilidad.

Separó los labios, maravillado por el sonrojo de la chica que se cubría sutilmente la boca con el dorso de la mano en tanto sonreía.

—Tampoco exageres —dijo enternecida por la adulación—. Sé que ese pan me quedó simple y bastante duro. Pero venga... —acercó el plato hacia él—, acéptalo, que debo regresar a mi trabajo. He salido sin permiso, aprovechando un descuido de mi jefa y mis compañeras.

—Pero...

—Puede que me riñan, pero no me iré hasta que aceptes lo que te he traído, y no he de tomar un no por respuesta —añadió. Y no era mera manipulación. En realidad no mentía en nada de lo dicho.

—No quiero que te regañen.

—Entonces toma lo que te ofrezco y por favor hazme saber si quieres más.

Sabo se mordió con fuerza el labio inferior. Sus lindos ojos se habían enrojecido.

Aceptó con ambas manos el plato, bajando el rostro.

—En verdad te lo agra...

—¡Oh cielos! —exclamó [Tn], evitando que Sabo le agradeciera—. ¡He olvidado la bebida!

EL PRÍNCIPE FUGITIVO ━━ [En curso] 《41》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora