Caminaba desesperado de un lado al otro dentro de la habitación.
Su amigo se dedicaba a observarlo desde el borde de la cama debatiéndose entre, gritarlo, golpearlo o simplemente mostrar comprensión. Y hasta ahora iban ganando las primeras dos.
— No se, ¿Qué tal este ocupado? ¿O ya se haya olvidado de mí? —cuestionó más para él mismo que para Charles mordiéndose el labio preocupado.
— Lando. Han pasado dos semanas. Deja de jugar al bobo y llámalo o te vas a arrepentir —advirtió el contrario con tono serio y con el ceño fruncido al ver lo terco que era el británico.
— Para ti es fácil decirlo —replicó deteniéndose en medio de la habitación quedando frente a su compañero que bufó al escucharlo.
— Me hiciste perder dos apuestas, no me hagas enfadar más y llámalo de una vez por todas —ordenó molesto pasándole el celular al contrario con el número listo para llamar. Lando acató a regañadientes y esperó pacientemente pero tras tres tonos seguidos se fue a buzón.
— No contesta —informó haciendo una mueca, sentándose junto al monegasco y dejando el aparato sobre la cama.
— Bueno si no puede ahora verá la llamada perdida en el registro y cuando pueda te llamará de vuelta o te escribirá. Así que espera —respondió simple y abandonó la habitación dejando a Lando frustrado y tirado sobre la cama.
Había esperado pacientemente que el español que le complicaba sus pensamientos, se comunicará con él. No lo había hecho. Y ahora estaba desesperado. O más bien ansioso.
Ni siquiera Angeline lo había puesto así en su momento. Un día apareció en la puerta de su casa y aunque realmente pensó en llamar a la policía, resultó que solo quería disculparse, pues sabía que se había comportado mal con él, debido a problemas de celos obsesivos que solía tener con sus parejas y que ya estaba tratando con terapia. Aceptó las disculpas y quedaron en buenos términos. Pero con Carlos ya ni sabía cuáles eran sus términos.
A cualquier notificación miraba su celular esperando que fuera de él. Nunca lo era.
Estaba entre sentirse decepcionado, enfadado, temeroso, pero sobre todo confundido.
A veces su mente jugaba con él y le hacía pensar que ya estaría enseñándole a otro chico o hasta incluso a una chica y que probablemente terminaría enamorado de ella. Que había vuelto con su ex. Que realmente nunca le cayó bien. Que solo hacía su trabajo o que le tenía lástima.
Otras veces se enfadaba preguntándose porqué no lo había llamado o si lo que le había dicho en su última clase había sido mentira. Y entonces le entraban ganas de llamarlo o escribirle enojado, pero al final nunca lo hacía.
Y entonces tenía miedo de que allí acabarán las cosas. De que todas las ideas e ilusiones que se había hecho, murieran allí como una flor que se seca sin agua. De que nunca tuvo la oportunidad de decirle lo que sentía aunque fuera un cobarde o aunque no le correspondiera. Pero sobre todo, tenía miedo de que nunca más en su vida pudiera volver a ver aquel español que tantos suspiros le había robado durante las últimas noches.
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Como (n̶o̶) aprender a conducir【Carlando】
FanfictionLando estaba harto de que sus amigos se llevarán a las chicas de las fiestas en sus autos, y el no pudiera hacerlo por qué no sabía conducir. Pero lo que no sabía era que al final del curso de manejo, al único que quería llevar en su auto sería a su...