¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Han pasado días desde aquel incidente entre ambos adultos.
Días en los cuales Spreen jamás se pudo volver a concentrar, días en que hubo desvelos, crisis y más cosas por el simple hecho que algo rondaba su mente sin parar y aquello le estaba siendo fastidioso.
Ese algo era Juan, ahora ese chico de hermosos ojos color miel y aquel lindo cabello castaño se había adueñado de su mente. Simplemente ese chico hechicero se metió a su mente sin permiso alguno, ni el mismo sabía.
Tampoco podía dejar de sentir ese aroma que desprendía el otro, eso jamás iba a dejar de olfatear por el lugar sin que esté hubiese dejado impregnado algo.
¿Tal vez era buena ir a verle nuevamente? Dejando de lado que no hizo caso al quitar la revista, tal vez Juan no iba a dejarle pasar e incluso dejarle hablarme por lo sucedido.
Niega varias veces al no querer pensar tanto en las cosas, era mejor pensar en su trabajo y no en un mago de cuarta ──a su parecer── pues solo le hacía perder su tiempo de alguna u otra forma, tampoco deseaba preocupar a sus amigos por descuidar su trabajo por el hechicero o peor aún que estos se burlaran de él.
Muerde su labio inferior con cierta duda, el hecho que el otro no dejará de indagar en su mente era demasiado confuso para su mente.
───¿que mierda me hiciste Juan? estoy actuando como un pelotudo, la concha de la lora. ───El tono de voz se oye frustrado, golpea suavemente la mesa de su oficina y hacer que unas cosas cayeran al suelo por la frustración que cargaba en esos momentos.
Juan lo estaba confundiendo demasiado, ya no sabía la razón de su actuar y le daba demasiada vergüenza admitir que algo del ajeno llamo su total atención.
Tampoco creía que era algo romántico o por lo menos por ahora.
Rueda los ojos fastidiado, sus dedos se enrollan en sus mechones azabaches con algo de fuerza al pensar que aquello iba ayudarle de alguna u otra forma.
En serio necesitaba tomarse un descanso unos días, no le gustaba para nada el sentirse tan abrumado por sus emociones e incluso por el peso laboral que llevaba consigo cada día que dormía y despertaba al día siguiente.
Iba a tomarse un descanso sin duda, pero no ahora sí no después de que volviera a buscar al hechicero para resolver sus dudas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
