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🎁Vermont

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🎁Vermont

🎁Casa de los Mansfield

Al llegar a la finca, los primeros en bajar fueron Brisa y Snowflake ya que le abrió la puerta al perro. Desmond bajó pocos segundos después y se acercó a ella porque lo estaba esperando.

—La casa es de mis padres —le confesó y ella abrió más los ojos levantando las cejas y sorprendiéndose.

La joven de una reacción sorpresiva pasó a un entrecierro de ojos para saber el por qué no se lo había dicho.

—Quisiera saber por qué no me lo dijiste ayer cuando vinimos.

—Porque si le digo que eres la hija del amigo de mi padre, va a creer que tú y yo somos algo más, y gracias, pero paso de tener que explicarle que no eres mi novia. No te tendría como pareja porque no sabes hacer nada, Buenos Aires.

—Uy, salió a relucirse el dechado de virtudes —dijo con burla—. Se lo podés explicar bien clarito, ella va a entender que solo vine por un paquete y porque necesito plata para el pasaje de vuelta —se lo recalcó porque le molestó lo que dijo de ella.

—¿Vas a poder con las flores para reemplazar las que se necesitan? —cuestionó.

—No sé hacerlo.

—¿Nunca viste un video de cómo se plantan?

—Tampoco —levantó las cejas y movió la boca hacia un costado sin tener idea.

Desmond se pasó la mano por la cara tratando de tenerle paciencia sin dejar de gruñir. Sacó su teléfono móvil, abrió la aplicación de videos y buscó uno para que vea cómo plantar. Se lo acercó y lo miraron juntos.

—Es bien fácil, ninguna ciencia que se deba saber de más.

—Para quien está acostumbrado a plantar cada tanto, sí. En mi caso, no —frunció el entrecejo estando preocupada.

—¿Te las vas a poder arreglar sola? Te bajaré las cajas de madera con las flores y los pinos que se necesitan plantar aquí y las bolsas de tierra y fertilizante.

—Está bien, sí, creo que podré.

Una vez que él le dejó todo en la parte de la entrada y no en el porche, la dejó sola y entró a la casa para saludar a su madre, Snowflake prefirió quedarse a hacerle compañía a la chica, pero él luego salió de la casa para advertirle algo.

—No holgazanees, voy a contar las horas que trabajas por reloj, así que, es mejor que las aproveches para plantar.

—De acuerdo —asintió con la cabeza también.

A medida que el tiempo pasaba, Brisa fue intentando plantar las flores en los canteros de la ventana, en las macetas colgantes, en los macetones que estaban en el porche, y algunas otras debió hacerle hoyos al pasto que estaba muy debajo de la nieve para plantar las flores de invierno que la mujer había elegido.

Un beso bajo el Muérdago ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora