🎁Casa de los Thompson
Brisa fue la primera en levantarse y preparar café y luego unos hotcakes que se los había visto hacer a Beverly.
Desmond se despertó con el aroma del café recién hecho y se estiró en la cama. Se dio vuelta y miró el reloj pulsera que tenía sobre la mesa de noche y comprobó que eran las siete de la mañana. Revisó su teléfono móvil y vio que tenía un mensaje de su hermana avisándole que iban a pasar la noche allí.
Salió de la cama y miró por la ventana, estaba nevando y el suelo estaba cubierto de blanco. Snowflake se sentó al lado de su dueño y se puso en dos patas mirando por la ventana también.
—Si nuestra querida familia hoy no viene, la convivencia va a ser un fastidio —confesó resignado.
Pronto se metió al baño para darse una ducha y en menos de veinte minutos apareció en la cocina-comedor.
—Buenos días —le dijo acercándose a ella y mirando lo que estaba haciendo.
—Buen día. ¿Cómo estás?
—Muy bien —tomó un panquequito y se lo llevó a la boca—. Estos hotcakes no están tan redondos y esponjosos —le expresó comiendo uno.
—Lo siento, no es algo que haga en Buenos Aires porque no desayunamos esto. Vi cómo los hacía tu hermana y quise probar. Hice café.
El americano ni las gracias le dio y agarró una taza para echarse el líquido oscuro dentro.
De una cosa estaba bien seguro y era que se había levantado con una bronca terrible, todo porque vio las fotos de Brisa y su vida glamorosa, una vida que jamás iba a poder darle si tuvieran una relación amorosa.
—Anoche me acerqué a tu puerta y la golpeé, quería saber si estabas despierto para preguntarte si podía usar el teléfono de línea que está en la pieza donde duermo, pero cuando no escuché nada, no quise insistir.
—¿Vas a pagar tú la boleta del servicio? Te lo comento porque a larga distancia sale carísimo, pero si llamas a la operadora en pedirle que cobre la llamada a tu padre, podría ser —se lo dijo con hastío en su voz.
—Es solo para saber si mi papá está bien y no tengo otra manera para comunicarme. Pero está bien, si me decís el número de la operadora le pido que le cobre la llamada.
—Se nota a simple vista que no sudas para ganarte el dinero, porque con un solo ejemplo que te di, ya sales con que lo tiene que pagar tu padre.
—Pero ¿qué te hice ahora? —Frunció el ceño sin comprenderlo—. No entiendo el por qué estás así —negó con la cabeza también sin darse cuenta del error que había dicho o hecho.
—No me has hecho nada, tan solo caer aquí y joder toda mi vida —declaró con rabia en su voz.
—¿Joder tu vida? ¿Te hice perder algún trabajo con lo que hice en estos días al intentar trabajar? —cuestionó sin saber de lo que estaba hablando.
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Un beso bajo el Muérdago ©
ChickLitSantiago, padre de Brisa, tiene la excusa perfecta para que su hija aprenda a vivir con sencillez, por lo que la obligada a viajar a América del Norte para que le entregue un paquete en Navidad a su mejor amigo. Pero todo se le complica cuando conoc...