La línea del deber

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Kirishima había empezado a notar pequeñas cosas que antes no. La manera en que Bakugou alzaba una ceja cuando dudaba de algo, la manera en que cada vez que sonreía a sus hijos tenía un brillo especial en los ojos, el hábito de mirar siempre antes de que los gemelos entrarán al jardín de infantes como si hubiera olvidado dejarlos en perfectas condiciones, etc. Todos esos detalles se le hacían extremadamente lindos y difíciles de pasar por alto.

—Te debes estar enamorando —dijo con facilidad el azabache —Siempre fuiste rápido para eso, Kirishima. No es la primera vez.

—Lo sé —hizo un puchero el pelirrojo.

—Y también idealizas mucho a tus intereses —le recordó el de ojos onix causando que su compañero se hundiera en su escritorio —Sueles siempre pensar lo mejor de ellos y te dejas pisotear.

—Pero sé cuándo ellos se están pasando —se defendió el pelirrojo.

—Después de un largo tiempo —punteó el azabache.

Sero no buscaba ser cruel. Podía recordar de memoria los novios que tuvo su amigo —sí, tenía preferencia por los hombres— que resultaron ser unos completos patanes que solo querían aprovecharse de su lado amable y bueno. Y unos otros, de categoría beta, que lo abandonaron creyendo que no tardaría en cambiarlos por un omega, dejando a su mejor amigo en un estado de tristeza del cual era muy difícil sacarlo por al menos dos meses. No quería ver esa historia repetida una vez más.

No porque creyera que el omega de ojos rojos y cabello cenizo fuera similar a los novios que lastimaron al pelirrojo, si no debido a lo rápido que quería ir con su relación. Se pasaba muchísimos pasos que consideraba importantes.

—Si te estás enamorando de Bakugou, te sugiero ir lento con él. Es un omega con dos cachorros y a lidiado con el acoso de los alfas por bastante tiempo. Si te adelantas, te mandará de paseo sin dudarlo —aseguró el azabache —Intenta conquistarlo de a poco. No saltar directamente al "me gustas, sal conmigo".

—Pero, ¿entonces como sabrá que me gusta?

Bueno, Denki dijo que Bakugou era muy perspicaz y Kirishima es como un libro abierto. Si ve sus intenciones y no lo rechaza, ya puede considerarlo una gran victoria.

El azabache sabía que el pelirrojo no era muy paciente en cuanto al romance. Si le gustaba alguien, saltaba directamente y su rostro era muy honesto. Así que debía ser más sincero con sus consejos.

—Si le prestas atención y tiempo, él se dará cuenta eventualmente. Dale pequeños detalles —sugirió el de ojos onix —Pero no lo presiones.

—Bien...supongo que tienes razón —asintió el de dientes puntiagudos —Gracias por escucharme, Sero.

Hanta sonrió amablemente y dijo que no era nada, después ambos se pusieron de pie y se dispusieron a retomar su trabajo. Aunque antes de que pudieran iniciar con algo del papeleo, Yorashi llamo a Eijirou a su oficina.

El pelirrojo se preguntó si había hecho algo mal cuando entro en la oficina y se encontró con que Todoroki estaba sentado en el sofá, tomando lo que parecía ser un café y comiendo unos bocadillos.

—Kirishima, lamento molestarte —dijo el alfa de cabello bicolor al verlo —Como no fijamos una cuenta bancaria dónde depositar tu dinero tuve que venir hasta aquí a entregártelo en persona.

—Le dije que podía hacerlo yo, pero Shoto insistió en verte y darte las gracias —se sentó el comandante al lado del otro alfa y acomodo un brazo sobre su hombro —Sera breve. Puedes tomar asiento.

Kirishima noto que algo raro estaba pasando desde que su comandante uso el nombre de pila del otro alfa y se sentó tan cerca suyo, protectoramente. Había detectado cierta familiaridad entre ellos pero antes no la mostraron tan obviamente. Se preguntó vagamente que cambio entre los dos alfas pero no era su asunto y no le parecía bien preguntar al respecto. No era especialmente cercano a ninguno de ellos.

¿Protegiendo al Omega? [KiriBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora