Inasa no vómito su desayuno. Ni llamo tres veces a su padre en busca de consejos. Tampoco consulto en internet todas las posibles reacciones de los niños pequeños ante la presencia de un nuevo padre o figura paterna. Para nada, él era un claro ejemplo de calma y relajación.
Oh, querido Dios, ¿a quien iba a engañar? Estaba acostado sobre las piernas de Todoroki intentando no llorar de la angustia mientras le acariciaba la cabeza.
—Es agradable ser el que da consuelo —se rió el alfa de cabello bicolor al escuchar los quejidos del otro alfa —Deberíamos repetirlo más seguido, Yorashi.
— ¿Te gusta verme tan angustiado? —preguntó el más alto con un puchero, abrazando la cintura del bicolor y mirándole con ternura.
—Me gusta consolarte, eso fue lo que dije —respondió con calma el bicolor.
El alfa más grande suspiró pero termino asintiendo con la cabeza. La sinceridad del bicolor a veces era confusa y no siempre se podía interpretar sus respuestas, pero lo amaba con mucha intensidad y quería estar siempre a su lado. Desde que su relación se volvió sería, supo que tendría que conocer a los pequeños hijos del alfa, Daiki y Kishi, pero había supuesto que todavía tendría un año de preparación para ese momento.
Le angustiaba hacer algo mal y que los niños no lo quisieran cerca de su padre. Él también quería estar en sus vidas, involucrarse lo máximo que le permitieran su pareja y Katsuki —a quien respetaba mucho y le tenía también su estima— en sus actividades y ser, al menos, un buen ejemplo para ellos. No quería fallar. No quería arruinarlo.
Tendría paciencia para que lo quisieran. Trabajaría arduamente para ganarse su afecto. Quería que pudieran ser una familia y que los niños no se sintieran desplazados por la llegada de su cachorro.
¿Lo lograría o se estaba excediendo con sus deseos?
—Yorashi, lo harás bien —le aseguro el bicolor al ver a su pareja llena de preocupaciones e inquietudes —Los niños te van a querer. Estoy seguro.
— ¿Cómo lo estás? —quiso saber el alfa sin poder ocultar su preocupación.
—Porque te amo.
Shoto disfruto de ver el rostro sonrojado de su pareja y le dió un beso en la frente. En recompensa, Yorashi salió de su regazo y lo abrazo, agradeciendo su consuelo. Se quedaron unos minutos de esa forma, abrazados y en silencio. Mañana sería sábado y tendrían a los niños con ellos hasta el domingo por la noche. Debido a su embarazo, los dos decidieron mudarse a un departamento con tres habitaciones —dos para los niños, una para ellos— un baño, un comedero, una cocina y un lindo balcón, que les quedaba cerca de sus trabajos y contaba con una cochera para los inquilinos. Se pudieron instalar muy bien en poco tiempo y habían decidido que una de las actividades que harían con los niños sería pintar y decorar sus habitaciones que usarían el tiempo que se quedarán con ellos.
Debido a los papeleos legales, a el bicolor le quedaba todavía un año a prueba para que el tema de la custodia de Kishi y Daiki se relajara. Estrictamente hablando, él no podía ver a los niños más que dos veces por semana, pero si quería verlos solo debía ir a visitar a Katsuki o arreglar un paseo después del jardín de infantes cuando no tenía trabajo extra en su empresa de tecnología. Los dos días que tenía con ellos, al inicio, fueron monitoreados por una trabajadora social —que lo veía con tanta pena que hacia la visita un martirio psicológico para el alfa— que se la pasaba en su antiguo departamento o el lugar que escogiera para la visita de los niños.
Bueno, eso sucede cuando tienes un intento de suicidio después de una mala vista en un hospital psiquiátrico.
El bicolor intento no volver a pensar en eso. Estaba bien y tenía una buena vida. Dos hijos maravillosos y uno más en camino. Un alfa que lo amaba, protegía y cuidaba. Tres hermanos mayores que aseguraron hacerle el mejor babyshower de la historia y dos padres que intentaban mejor para seguir en su vida. Un omega que era su familia y con el cuál compartía una tarea para toda la vida. Y amigos que darían todo por él y más.
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¿Protegiendo al Omega? [KiriBaku]
FanfictionKirishima Eijirou es un policía joven, amigable y muy reconocido entre sus colegas por no ser un "alfa promedio", su personalidad es carismática y confiable lo que le diferencia de los alfas orgullosos y altaneros. Son estás cualidades las que llama...