Capítulo 19

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— Si, pero vayamos despacio, como en las películas. Sobre mi hermano, ya hablaré con él — le dije

— ¿Cuáles películas? Porque hay algunas que a lo mejor acaban muy mal, o que de lento tienen poco — dijo mientras se reía.

— Como las románticas, quiero un amor de película — le dije sonriendo.

— Pero si la pelirroja tiene corazón, más bonita ella... — dijo alborotandome el pelo, cosa que me daba mucho coraje. Lo miré mal. — ¿Chicos que quieren cenar? — le preguntó a sus hermanos mientras huía de mí.

— Yo quiero cualquier cosa que haga Alex — dijo Mario.

— Pero sin verduras, no me gustan — dijo Valeria poniendo cara de asco.

— Te toca el trabajo — dijo Damián sentándose en el sofá, así que empecé a hacer la cena. Todo lo que cocino tiene verdura, hice empanada, es donde menos se nota la verdura.

— Está muy rico, cocinas muy bien — dijo Valeria, estaba muy contenta estos días que hemos estado juntos, me hace mucha ilusión que sea así.

— Holaa, ¿qué cenáis? — dijo Izan cuando entró y nos vió cenando.

— ¡Empanada! — dijeron los dos enanos. Mi hermano cogió un trozo.

— Qué buena está — dijo con la boca llena y todos nos reímos. — Mario, ¿vas a dormir conmigo no?

— Sii, ¿y nos podemos quedar jugando a la play un rato? — preguntó a su hermano.

— Vale, pero no muy tarde — contestó y los dos asintieron, son como unos niños pequeños, aunque uno de ellos sí lo es.

— Yo quiero dormir con Alex, que ayer dormiste con ella — dijo Valeria, mi hermano puso mala cara.

— Claro que sí peque — le dije a Valeria. Me levanté a llevar mi plato a la cocina y mi hermano me siguió.

— ¿Cómo que ayer dormiste con Damián? — preguntó cabreado

— Izan, no es la primera vez que duermo con él, llevamos siendo amigos desde pequeños. — dije.

— Pero ahora no sois unos niños, tenéis 18 y 20 años, encima os habéis acostado — dijo bastante alterado.

— Izan, baja la voz, te van a oír Valeria y Mario. Sabes que pasa, que soy mayor de edad y puedo decidir con quién estoy y con quien no. Sé que a veces elijo mal, pero dejame aprender a mi sola.

— Sé que eres mayor Alex, pero sigo siendo tu hermano, no me gusta que tengas pareja, porque después acabas muy mal, y no quiero volver a verte así. — dijo con un tono relajado.

— Sabes que nunca haría daño a tu hermana — dijo Damián entrando en la cocina. — Izan, de verdad que quiero a tu hermana, la voy a cuidar como si fuese mi hermana pequeña, la voy a cuidar como he cuidado de ella toda nuestra vida. Pero igualmente ella no quiere tener algo todavía.

— Bueno... hagan lo que quieran — dijo mi hermano aceptando lo que podía pasar — pero como pase algo os mato. Mario, vamos a jugar? — Dijo mientras salía de la cocina y subía con Mario a su habitación.

— Tete, quiero ir a la cama a ver pelis — dijo Valeria abrazando a su hermano, él la cogió en brazos.

— Ir subiendo vosotros, yo termino de recoger y subo — Terminé de fregar las cosas de la cena, recogí el salón y subí a la habitación. — ¿Ni el pijama os ponéis o qué? — Ellos se rieron y yo entré con Valeria al baño para cambiarnos.

— Quiero ver Peter Pan — dijo Valeria mientras se ponía en el centro de la cama, nosotros nos pusimos cada uno a un lado suyo, empezamos a ver la peli. Poco antes de que acabara ella se quedó dormida, la dejamos enmedio para que no se cayera.

— Vas a ser una buena madre en el futuro — dijo Damián sonriendome.

— No sé si quiero tener hijos jaja, la verdad es que me encantan los niños, pero no sé si podría estar con un bebé todos los días — le dije mirando a Valeria, recordando cómo eran los dos de pequeños.

— Tú también les encantas. En general, le encantas a todo el mundo. A mi, a las demás gimnastas, a tus alumnas, mis hermanos, mis amigos, ... Me voy a tener que poner celoso por ello.

La hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora