Capitulo 1

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 — Alex, espero que estés como mínimo de camino al avión — sonó la voz de mi madre al otro lado de la línea.

— Sí, estoy en el aeropuerto esperando a embarcar — dije un poco molesta.

— Tus cosas ya han llegado aquí, cuando llegues las pondrás en su sitio. Bye. — contestó y colgó.

Lo que toda chica de 18 años quiere es mudarse a otro país, a una isla dónde todos se conocen y tú no conoces a nadie. Llevo dos horas esperando a embarcar, se me hacen eternas. Sólo hay gente adulta y muy bien vestida para subir al avión, por lo que mi padre me ha contado que hay mucha gente rica, pero tienen mucho ego por ello, pero hay barcos y surf, algo bueno habrá.

Mi familia está feliz de estar allí, pero yo no. Tenía que terminar el curso antes de irme, empezaré mi carrera universitaria allí. Mi hermano fue hace 2 años a esa universidad, por eso nos mudamos, es obvio que es el favorito de mis padres. Mi madre desde que le dijo que se iba a Byron Bay deseó que mi padre encontrara una casa y mudarnos, tardó un año y medio en ir, pero yo tardé dos, claro que quiero a mi hermano, pero él conoce a gente allí y yo estaré sola. Para mi padre todo es fácil, tiene demasiado dinero como para ponerle pegas a ellos, pero siempre me dirá que debo de esforzarme por lo que quiero de verdad y no ser caprichosa.

Todos mis pensamientos se esfumaron cuando un chaval de uno o dos años más que yo me empujó.

— Ten cuidado, mira por donde vas — dijo el chico enfadado, iba en traje de chaqueta y con un lujoso reloj de muñeca.

— ¿Perdona? Eres tú el que se ha chocado conmigo — será un rico pero es un capullo

— Ten cuidado con quien hablas, niñata — dijo mirándome y se fue a la puerta de embarque. Tiene el pelo negro, ojos grises, muchas pecas y un poco más moreno que yo, típico color que coges cuando estás en la playa durante días. Por la manga se le veía parte de un tatuaje pero imposible de saber qué es.

Subí al avión y me tocó en la ventanilla, punto a favor, al lado de un niño de seis años, punto negativo, pero lleva una nintendo, punto positivo. Un vuelo de 10h a las 3 de la madrugada, bastante tranquilo.

— Señorita Carey, la llevaré a casa. — dijo mi gran y maravilloso conductor, Bob.

— Bob, sabes que me puedes llamar Alex — ambos nos reímos y subimos al coche.

— Alex, te va a gustar la isla, hay un mirador que se ve toda la isla incluido el mar, sé que te va a costar querer estar aquí pero te va a gustar. — dijo antes de que yo me bajase del coche al llegar a casa.

Mi habitación está al lado de la de Izan y en frente de la de mis padres, tiene un balcón, una cama doble, un vestidor, baño propio y un escritorio, todo lo demás está en cajas o envuelto. Ni siquiera abrí mis regalos por estar en otro país sola en mi cumpleaños.

Decoré toda la habitación con las cosas que ya tenía, en el balcón puse mi tabla con el neopreno y el skate. Las vistas de mi habitación eran hacia el mar, todo con naturaleza, algo maravilloso.

— Te dejamos la mejor habitación enana — dijo mi pelirrojo favorito detrás de mí, me giré y salté encima.

— ¡Te he echado de menos! — dije abrazándolo — aunque te odio por tener que venir aquí.

— Lo siento zanahoria. Por cierto, el hijo de un amigo de papá te va a enseñar la isla, también es mi amigo. — dijo sentándome en la cama.

— ¿Por qué no me la enseñas tú? — pregunté curiosa.

La hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora