Capítulo 17

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*Alex*

Le dije de quedar porque le echaba mucho de menos, sentía que me faltaba algo en mi vida sin él, como cuando se vino. Siempre habíamos sido tres, pero acabaron siendo solo dos hace unos años, porque yo solo era una niña y más chica. Nunca me he enamorado de nadie, o eso creía hasta que me di cuenta de que era él, Damián era de la persona de la que había estado enamorada desde siempre, no me di cuenta hasta que no me besó por primera vez en la fiesta. Cuando estábamos en el sofá abrazados sentía que ya lo tenía todo.

— Algún día estarás así con una pareja, siendo muy feliz — me dijo flojo cerca del oído

— Yo soy muy feliz ahora con vosotros — le dije y le miré, él sonrió al oírme. Esa sonrisa me mataba 

— Mi niña, tú nos haces muy feliz a nosotros también, te queremos mucho y lo sabes — me dijo — Algunos más que otros, y de maneras distintas.

— Yo también te quiero — dije y miré para la tele. Nunca decía te quiero a nadie, pero él se lo merecía.

Seguí viendo la película como si nada, no me atrevía a decirle lo que sentía por él. Se quedó un poco rayado, ví como sonreía cuando le dije eso. Terminamos la película, creo que no voy a volver a ver una película de miedo en mi vida. Escuché unos pasos bajando la escalera, era Mario.

— Tete, Valeria está llorando, dice que le duele mucho la barriga — Fui corriendo a ver qué le pasaba, estaba como su hermano dijo, en la cama llorando.

— Valeria ¿qué te pasa? — le dije mientras la cogía en brazos.

— Me duele mucho la barriga, aquí abajo — dijo señalando en la parte baja del abdomen. Mierda, no sé qué hacer.

— Vamos a ir a urgencias, seguro allí saben porque te duele, Alex ve montandolos en el coche yo llamo a mis padres y cojo las cosas. — dijo y Mario fue a ponerse los tenis, y yo le puse unos a Valeria, la llevé al coche en brazos. Fuimos al hospital, le hicieron pruebas, le pusieron medicación así que le alivió el dolor un buen rato.

— Seguro que no es nada pequeña — le dije mientras le acariciaba la cabeza.

— Buenas noches, ¿podemos hablar fuera? — dijo el médico en la puerta de la habitación — ¿Dónde están vuestros padres?

— Están de viaje, yo estoy a cargo de ellos hasta que vuelvan, soy mayor de edad. ¿Qué le pasa? — dijo Damián preocupado por su hermana.

— Tiene infección de orina, solo debe tomar antibióticos, con eso estará bien en una semana. — Nos dió una receta y le dio el alta a Valeria, volvimos a casa y le dimos la medicina.

— Alex, ¿te puedes quedar conmigo? — preguntó ella cuando la metimos en la cama. Mario ya se había dormido por el camino.

— Sólo hasta que te duermas, si te duele me buscas — dijo Damián.

Él se fue a su habitación a llamar a sus padres para contarle todo. Valeria se durmió mientras estaba abrazada a mi, me levanté con cuidado y fui a la habitación de Damián, él se había quedado dormido viendo el móvil, parece tan bueno dormido, quién pensaría que es el que más tiempo ha estado expulsado en el instituto. Eran las dos de la madrugada.

— Dami — le llamé, él hizo un gesto de quejido, y se despertó — ¿me puedes dar algo para usar de pijama?

— Claro — se levantó y cogió un pijama con una sudadera suya — toma, te espero para dormir — Me lo puse en el baño, cuando entré en la habitación él me estaba esperando en su cama.

— ¿Dónde puedo dormir? — él se rió y me señaló la cama, fui con él.

— Pelirroja, ¿sabes que me puedes decir siempre cómo te sientes, no? — me dijo mientras ponía su mano en la cintura, yo me giré para vernos cara a cara.

— Si, lo sé. Pero sabes que no soy capaz de hacerlo — dije. Debía hacerlo, decirle todo lo que sentía por él.

La hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora