Capítulo 7

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Me muerdo la lengua. Tarde. ¿Qué mierda estoy diciendo? Mika me observa y levanto la barbilla. Como sea. Si me mantengo firme va a estar bien. No he dicho demasiado. No por eso debe pensar de más. No hay nada raro, sólo que no quiero escucharlo. Somos bailarines, bailar es lo normal.

—Yuu-ch- —Se corta— Yuu, en verdad quiero hablar contigo. Necesito explicarte.

Sé que yo le pedí que no volviera a llamarme Yuu-chan, sé que fui yo, pero ¿por qué es a mí a quién más le duele? Sólo mira al piso; yo busco sus ojos. Ni siquiera va a verme. Bien.

—No tienes nada qué decir que yo quiera escuchar —Escupo y aprieto su mano—. ¿Vas a bailar o no?

Aprieto la mandíbula cuando levanta el rostro: un rastro de lágrimas. Electricidad, mis rodillas tiemblan y mis brazos ya están casi extendidos. Me contengo. Aterrado observo sus labios, asegurándome de que no se abran ni pronuncien palabra; cedería en un instante ante el más breve "te extraño". Más vale que no hables ahora, Mika.

—Dijiste que tenía la música muy fuerte, ¿no? —Murmuro. Mi garganta es un nudo y es mi última resistencia—: Entonces puedes bailar.

La música está en mis oídos, demasiado alto que lastima. No importa. Aún puedo escuchar su voz, así que está bien. Callado se voltea y suspira. ¿Por qué te cuesta tanto decidir? Querías hablar conmigo, pero no puedo. Esto es todo lo que te puedo ofrecer. Son únicamente dos opciones, no hay mucho más para pensar. Sólo elige bailar conmigo.

Su mano en mi cintura mientras sus dedos marcan círculos en la piel de mi espalda. Me sonríe—: Yo te sigo.

Finjo no escucharlo. Cierro los ojos, extiendo mis brazos arriba y lento los bajo. La canción va cerca del estribillo; no importa. Él me gira, se aparta unos pasos, tira de mí y me ayuda a inclinarme sobre mi espalda. ¿En qué momento se me ocurrió que esto era una buena idea? Todo mi cuerpo está temblando. Fui estúpido y arrogante y ahora ni siquiera puedo verlo a los ojos. Sus nudillos acarician mi mejilla. Lo aparto. No me mira, se limita a asentir. Maldita sea.

Doy un paso a la derecha, esperando que me agarre para poder hacer un giro después, pero sólo se mantiene cerca. Suspiro. Él intenta seguir mis movimientos. Nuestras manos chocan, estorbándose. Una y otra vez se encoge de hombros, avergonzado. Comienza el estribillo. Aprovechamos para dar un par de vueltas largas, tranquilas. Aun así, puedo sentirlo: algo no está bien. Hay demasiados pensamientos.

Por un instante, siento cómo intenta tomar mi mano. Giro el rostro y él aparta su brazo. Mi pecho duele. Trato de olvidarlo, dando un par de pasos al frente, esperando que él me siga. No lo hace. Se queda quieto, su mirada fija en el piso, con una expresión dolorosa que me rompe. Ambos estamos hechos pedazos y sé que se está conteniendo, pero yo llegué a mi límite desde que él interrumpió mi baile.

Finalmente me quito los audífonos—: ¿Qué estamos haciendo? —Ya he aguantado demasiado. Estamos demasiado lejos—. Maldita sea, Mikaela —Mi voz suena rara—. Esto no es lo que te pedí —No me mira; está avergonzado, casi tanto como yo—. ¿Qué estamos haciendo? Antes lográbamos olvidarnos de todo, dejarnos llevar y...

—Ese es el problema —contesta—. Yo me olvidaba de todo cuando estábamos juntos. Simplemente no pensaba en nada y me dejaba llevar.

—¿Y ese es el problema? Según recuerdo, jamás te quejaste al respecto, ni dijiste que te molestaba. Todo lo contrario, te veías feliz, te reías, tú...

—Yuu, lo lamento. Sé que todo esto es mi culpa. Hay muchas cosas que debí decir, explicarte realmente lo que pasaba, pero —Se humedece los labios, pensando. No dice otra cosa—... Lo lamento.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2022 ⏰

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A la luz del reflector ⊰ verdαd y ѕeᥒtι꧟ιeᥒto ⊱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora