𝟎𝟎𝟑

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En los libros de historia se podía entender cómo ninguna mujer elegía su matrimonio. Su madre no lo hizo, su hermana tampoco y probablemente ella no correría con otra suerte. Creyó que podría enfrentar al rey con su decisión, pero la mano de su madre, posándose firme y silenciosa sobre la suya, le negó la idea de soltar alguna palabra que agravara la situación. Quería huir, tomar su dragón y alejarse muy lejos de la capital, pero eso no sucedería. Tenía deberes, y no podía abandonar todo.

El aire en el salón se sentía denso y opresivo, cada palabra del rey resonando como una sentencia. Las antorchas en las paredes proyectaban sombras alargadas que parecían danzar con la tensión acumulada. Alyssa permaneció en silencio, sintiendo el peso de las miradas sobre ella, especialmente la de su madre, que la observaba con una mezcla de preocupación y severidad.

Finalmente, la reunión se disolvió, y Alyssa se retiró a su habitación, su mente una tormenta de pensamientos y emociones encontradas. Las pesadas puertas de madera se cerraron tras ella con un ruido sordo, aislándola momentáneamente del mundo exterior.

—¿¡Cómo él cree que me casaré con él!? —gritó, su voz rebotando en las paredes de piedra. Aemond, que había seguido a su hermana en silencio, la observó sin saber cómo ayudarla o consolarla.

—El hijo de ella, prefiero morir.

Aunque sonara melodramática, no odiaba a Jace. Él era dulce y amable, y el vivo recuerdo del hombre que pudo sentir como a un padre. Pero la odiaba a ella, como Rhaenyra siempre sería su más grande problema. La rivalidad entre su madre y Rhaenyra había envenenado las relaciones entre sus hijos, y Alyssa no era una excepción.

Aemond, el príncipe del parche, dio un paso adelante, su rostro impasible pero con una chispa de preocupación en sus ojos. —Lo solucionaremos —intentó tranquilizarla.

Alyssa se giró hacia él, su expresión una mezcla de desesperación y desafío. —¿Cómo, Aemond? ¿Matándolo? —La idea sonaba estúpida incluso mientras las palabras salían de su boca.

Aemond suspiró, acercándose a su hermana y tomando sus manos. —No, Alyssa. No se trata de matarlo. Se trata de encontrar una salida que no nos destruya a todos. Debemos ser más astutos que ellos.

Alyssa sintió un nudo en la garganta. Sabía que Aemond tenía razón, pero la impotencia y la frustración la abrumaban. Se dejó caer en una silla, su vestido verde extendiéndose a su alrededor como una ola de seda.

—No quiero ser una pieza en su juego, Aemond. No quiero ser sacrificada para calmar las aguas en nuestra familia—Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuvo, orgullosa.

Aemond se agachó frente a ella, sus manos aún sosteniendo las de su hermana. —Lo sé, Alyssa. Pero debemos jugar el juego para sobrevivir. Prometo que haré todo lo posible para protegerte.

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⏰ Última actualización: Aug 02 ⏰

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𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐄𝐓𝐑𝐀𝐘𝐀𝐋 • 𝐀𝐞𝐠𝐨𝐧 𝐈𝐈 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora