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(...)

Cómo quisiera verlo, no estaba feliz con la simple idea de volver a ese pueblo, la idea le daba cierto enojo y desprecio.

Pero podía sentir tu felicidad y emoción hacia la idea de un tal vez encuentres la forma de desaserte de el pero sabe la idea es ridícula, que eso no va a pasar pero aún así, te mira con el ceño fruncido contetiendo un gruñido por tu alegría.

— Me gusta más cuando sentías agonía.

Dijo mientras te miraba hacer tu maleta, suspiraste por su comentario, el tono de voz con enojo y ronca por no intentar hablar de forma correcta te hizo ignorarlo cómo sus otros comentarios.

— Si, te escuché la primera vez, la segunda y la tercera, también todas las malditas veces que me reprpchastr cuánto odias mi humor feliz.

Cerraste la maleta de golpe con el ceño fruncido, hablando entre dientes.

Se acercó de golpe hacia tu persona, te preguntabas si se movía rápido, sentiste uno de sus dedos bajo tu menton, haciendo que lo miraras a los ojos, ese rojo en ellos...podrías jurar que brilla más con su sonrisa.

— Eso me gusta, tu enojo, dirigida hacia quien sea.

Dijo con una sonrisa cercando su rostro al tuyo con burla.

— Déjame en paz.

Dijiste quitándote de golpe de el, alejandote y sacudiendo tu cabeza levemente.

— Odio que no respetes mi espacio personal.

Siseaste con enojo haciéndolo reír, camino hacia la cama y se sentó sobre tu maleta.

— Igual este viajecito tuyo es ridículo por no decir, inútil.

Sonrió con burla mirándote. Pasaste de el empujándolo de tu maleta, se dejó caer, lo sabes, si quisiera no te dejaría tirarlo hacia atrás. Cayó en la cama soltando una risa divertida.

Cerraste tu maleta y la bajaste de la cama.

— Dijiste que no era necesario que te quedarás, que podías duambular pero sigues aquí.

Guardaste la maleta abajo de la cama con un suspiro.

— Si pero tú enojo es tan divertido, provocarte lo es.

Sonrió de lado, una sonrisa que aprendías a odiar, burlona igual que su tono.

— Vete al diablo.

Este soltó unas risas divertidas mientras miraba como caminabas a la puerta.

— Vengo de ese lugar, que no se te olvide...tu me sacaste.

Cerraste la puerta aporreando la gras tuyo para suspirar de alivio al no verlo, un alivio que duró poco cuando escuchaste su risa a un Aldo tuyo.

— Te odio.

Murmurre cerrando los ojos cuando se volvió a reír.

— Para mi eso es un halago.

Susurro de vuelta solo ora provocarte. Antes que pudieras insultarlo, escuchaste la voz alegre de matt.

— ¡Vamos a desayunar!

Te agarro de la mano con una sonrisa, lo miraste, no dudaste en dejarlo guiarte, caminaste tras el soltandote rápido cuando tord intento agarrar tu mano haciendo que soltará un leve gruñido, lo miraste y le Sonreíste burlona.

— Pareces un animal cuando gruñes.

Hablaste un un susurró sabiendo que matt no escucharía y solo el lo haría, tu sonrisa se hizo más grande cuando fruncio el ceño.

Cuando matt doblo por la esquina, te soltó y corrió hacia la mesa que tenía un desayuno echo por matt, hot cakes, la especialidad de edd.

— ¡Hot cakes!

Se sentó en la silla matt con emoción, casi como un niño pequeño. No pudiste evitar sonrei levemente por eso, luego miraste a Tom quien tenía solo una taza de café con probablemente algo de Smirnoff, sus ojos estaban cerrados, supones que tendría sueño o al menos se estaba quedando dormido en la mesa.

Caminaste a la mesa y te sentaste frente a un plato con comida.

—Buenos días.

Miraste a Tom abrir los ojos, su cabeza se movió levemente a dónde estabas.

— ...Buenos días.

Contesto de vuelta con la voz ronca, si, estaba despertando.

— Estoy empezando a odiar más al pelirojo.

Me sobre salte cuando escuché la voz de tord cerca de mi oreja, eso parece haberlo echo reír.

— ¿Te asusté?

Lo mire frunciendo el ceño, ignore su tono burlón.

— ¿Hay algo que hagas que no sea molesto?

Soltó una risa divertida sentandose en la mesa a un lado tuyo mirando tu comida.

— Se ve horrible tu desayuno.

Alzate la mirada para mirarlo a los ojos.

— Bajate de la mesa.

Matt dejo de comer para mirarte, ellos no podían verlo en realidad, a veces podían ver una sombra negra con ojos que a veces le sonreía y ante ese recuerdo, el chico pelirojo sintió un escalofrío.

— ¿Está en la mesa?

Lo miraste y suspiraste sintiendo señalando con estaba.

— Es como un niño malcriado.

Murmurraste ignorando el gruñido que soltó ante la comparación.

— Vuelve a compararme con un niño malcriado y juro por el infierno que te torturare el resto de tu vida.

Rodaste los ojos por la amenaza.

— ¿No ya lo haces? ¿Esto puede empeorar?

Bajaste la mirada para ver tu comida en resignación ignorando a tord, no tenías ganas de su pelea matutina lo que es curioso porque uno pensaría que ya la tuviste pero no, esto puede durar horas y se hace inrritante después de quince minutos, sofocante incluso.




































Hallo, vivo. Corto pero en mi defensa, al menos ya actualice, últimamente estuve ocupada y muy distraída pero sigo viva, medio que no me gustó pero llevo dos días intentando escribir esto, ya avence en otras historias, solo me falta terminarlas y ir publicando, lo que puede ser tardado porque sigo ocupadita 🙇

No te puedes esconder. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora