CAPITULO 4. ESCAPAR.
Cuando desperté sentí un fuerte dolor de cabeza. Hani seguía durmiendo, intenté despertarla pero me ignoró. Me incorporé de la cama y presté atención a los ruidos de afuera. Después de un largo rato decidí salir del sótano. Levanté la pesada puerta y inevitablemente hice ruido.
La casa seguía tal como la había visto ayer. Cosas regadas en el piso, vidrios, mucho polvo y escombros. Al asomar mi cabeza por la ventana, pude distinguir en el asfalto manchas de sangre, los agentes de la paz alzando cadáveres y los tiraban dentro de un camión. Muchas personas se encontraban afuera.
El sonido de pasos en la recámara de mi padre me sobresaltó. ¿Mi padre había llegado anoche? O ¿Algún extraño se coló a la casa? Ambas opciones eran muy probables tomando en cuenta que las puertas no servían de mucho. Sentí el impulso de esconderme, pero mi estupidez pudo más haciendo que suba de manera sigilosa las escaleras. Al estar frente a la puerta pude distinguir la silueta de un hombre delante de la mesa de mi padre rebuscando algo entre los papeles que se encontraban ahí. El miedo se apoderó de mí cuando pude distinguir la marca de los rebeldes en su antebrazo.
Tenía que esconderme en ese momento, no podía dejar que me viera. Retrocedo e intento colarme dentro de mi habitación. Un ruido se escuchó detrás mío haciendo qué me congelé por unos segundos. Había tirado el jarrón que tenía detrás de la puerta. Mierda, estaba jodida, los pasos de aquel hombre dejaron de escucharse. Cerré la puerta, desesperada me escondí dentro del armario.
Pude escuchar como abrían puerta por puerta. Mis manos comenzaron a temblar cuando el pomo de la puerta comenzó a girar dejando entrar a el hombre que se había colado en la casa. El hombre miró detrás de la puerta y debajo de la cama. Vió el jarrón hecho pedazos. Pronto su mirada se dirigía hacia el armario. Quedé presa del miedo durante ese instante. Sus pasos se dirigían hacia acá.
—¡Ryan! Debes salir de esa casa ahora, los agentes del capitolio están rastreando tus pasos.
La voz proveniente de la radio del hombre habló repentinamente, sobresaltó al tipo haciendo qué retroceda. Esa orden la consideré cómo una salvación, estaba a nada de ser atrapada. Mis nervios seguían al mil. Ví como salió por la ventana. Esperé durante largos minutos en el armario no tenía el suficiente valor de salir ¿Y si habían más de ellos por ahí?
Me tranquilice, tenía que bajar a ver a Hani la cual seguramente ya debió haberse despertado. Abrí el armario lentamente, al salir del cuarto encuentro tirado en el pasillo el sobre de la carta que el señor Wells había enviado a mi padre. La levanté y la metí dentro de la bolsa de mi suéter.
Baje las escaleras, abrí la puerta del sótano donde se encontraba Hani llorando en un rincón de la cama.
Me apresuré a abrazarla.
—¡Alice! —Exclamó eufórica. —Pensé que me habías abandonado. —Dijo entre lágrimas mi pequeña hermana.
—Hani. Yo nunca te dejaría aquí sola. Solo fui a echar un vistazo afuera de la casa —dije acariciando su lindo cabello.
—¿Podemos salir? —Preguntó la pequeña a mi oído.
—Debemos esperar a papá, además, ¿Tienes hambre? —Respondí intentando dejar de lado el tema de estar fuera de la casa.
—Papá seguramente está en el hospital. —Dijo Hani mientras tomaba con sus pequeñas manos mi rostro para mirarme fijamente y preguntar. —¿Por qué estás muy preocupada? —No sabía que responderle a mi pequeña hermana.
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Después de los juegos. / Fanfic de los juegos del hambre. /
Science FictionKatniss no mató a Coin así que los juegos propuestos por parte de los rebeldes estaban camino a llevarse acabo. La vida en el capitolio comenzaba a volverse un infierno. En está historia daremos a conocer este universo alternativo. Alice una jóven...