Parte VI

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Así fue como pasaron dos meses más. Manuel seguía ignorando la petición de divorcio y aún tenía prohibido acercarse a The Imperial Garden; aunque tampoco le importaba mucho en ese momento. El deseo de venganza permanecía en su corazón pero estaba más concentrado en conseguir algún alfa de buen porvenir que en acosar a sus enemigos.

Su amigo beta le seguía mandando tarjetas escondidas bajo las blondas de los pasteles o se las metía de alguna manera en los bolsillos. Había tomado la costumbre de recibir, casi todos los dias, alguna invitación o propuesta y a veces tambien recibía mensajes positivos o motivacionales.

En una ocasión, Pamela se percató de cómo el pastelero metía una de estas tarjetas debajo de un trozo de red velvet, y con total descaro, la sacó antes de que Sebastián pudiera marcharse.

["El verdadero amor puede llegar cuando menos te lo esperas" ¿Acaso esta historia tendrá un buen final? Averigüémoslo este sábado a las cinco en el cine ]

— ¿Vas a ir a ver "El reflejo de la luna"? La película perfecta para conquistar a un omega como Manuel —comentó jugando con el rectángulo de papel.

—¡Pamela, no! —reclamó tratando de recuperar la tarjeta.

—Con tanta dedicación que le pones cualquiera se enamora.

—¿Qué estás insinuando? Es sólo una salida al cine, no pretendo enamorarlo —mintió por vergüenza.

La muchacha dio un salto hasta casi atravesar la barra. Quedando con medio cuerpo sobre la madera y el rostro muy cerca del de Sebastián.

—No me vas a creer si te lo digo yo pero, posta, me alegra que busques la manera de como olvidarme —susurró en ese pequeño espacio de aire que quedó entre ellos dos.

—No se trata de vos—negó con la cara ruborizada. Evitando el contacto directo con esos ojos de caramelo.

La chica sonrió y se bajó de la barra para seguir trabajando.

—Lo sé —respondió, devolviendo la tarjeta a su escondite entre la blonda del pastel y el platillo—, y eso es lo mejor de todo.

—¿Tan poco significó lo nuestro que ni siquiera te pones un poquito celosa?—reclamó Sebastián, reprimiendo su voz mas no la molestia.

—Fue mejor terminar con cariño que permanecer juntos hasta odiarnos —respondió seria, como pocas veces en su vida.

Manuel recibió su trozo de torta y cuando la mesera se fué, buscó la tarjetita del día en ese lugar secreto. Hacía mucho que no iba al cine y se estrenaba esa película que tenía muchas ganas de ver; aunque no entendía cómo iba a conseguir un alfa si se encerraba en una sala de cine con un beta.

Luego de leer, trató de cruzarse con la sonrisa cómplice que Sebastián siempre le regalaba después, pero no le encontró detrás de la barra.

El pastelero moldeaba las galletitas de mantequilla, arrepentido de no haber hecho ese usual contacto visual con su omega. Negó con rabia ante la insistencia de su cerebro al pensar en Manuel como "su omega". Las relaciones beta-omega nunca son algo estable, eso cualquiera lo sabe.

Marcos Artigas hubiese estado orgulloso de que su noviazgo con Pamela perdurara en el tiempo. Solo una beta femenina podía concebir los hijos de un beta masculino y la casta más valiosa de la humanidad seguiría dando frutos en este mundo; sin embargo, las cosas no resultaron de esa manera y ambos terminaron hace seis meses una relación de casi un año.

Se separaron en buenos términos, aunque eso no era sinónimo de indiferencia, pues el corazón no siempre sabe que debe dejar de querer a alguien cuando el noviazgo se acaba.

Sweet Vanilla [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora