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Ninguno de los cuatro merodeadores podía explicar lo que acababa de pasar, supuestamente quejicus tendría que estar enamorado del miope.

-¿Creen que la poción no haya funcionado?- Sirius fue el primero en hablar, llamando la atención de sus amigos.

-Es poco probable chicos, seguro no fue suficiente- dijo Remus quien no había dicho ni una palabra en todo el día.

-Pero mejor que no haya funcionado, espero que ahora- pero fue interrumpido por el toque de la puerta. Sirius que estaba más cerca la abrió.

-Hola- se escuchó débilmente una voz no tan conocida -¿Esta James?-

-¿Que haces acá Regulus? Y aún peor ¿Que haces vos acá Snape?- Sirius no sonaba tan amable, pero a decir verdad nunca sonaba amable cuando hablaba con Severus.

-Ni yo sé porque estoy acá, pero déjame decirte Black que no es por gusto- era mejor que se metiera, si no ellos dos empezarían una pelea, y no es que no le gustará pelear con Snape, pero tenían una broma que hacerle y tenía que parecer realista.

-Yo quiero hablar con Potter- insistió el menor de los Black.

-Pero él no, está ocupado ahora, vení mañana- y con eso les cerró la puerta en la cara.

No dijieron nada más después de eso, cada uno creaba sus propias teorías sobre la repentina visita de las serpientes. Seguramente mañana las compartirían en el desayuno, pero eso no importaba ahora.

                                    ●●●

A la mañana siguiente, se encontraban en el gran comedor mirando fijamente a la mesa de slytherin, no habían dicho ni una palabra respecto a ese asunto. Ninguno compartió su teoría con el resto, pero al ver a cierto slytherin ir hacia donde estaban ellos les dió una idea de lo que pasaba.

Regulus no dijo nada, solo se sentó al lado de James y recostó su cabeza sobre el hombro de este, varias miradas de posaron en esos dos generando si era posible un ambiente aún más incómodo.

Pero algo era claro, sin dudas Snape no fue el que comió las galletitas. 

Esa mañana desayunaron no solo con el hermanito de Sirius, también con Snape y Crouch quienes acompañaban a Regulus por  las dudas.

Parecían tirarse algunas miradas amenazadoras, pero la verdad lo único que le importaba a James en esos momentos era volver a Regulus a la normalidad y terminar con todo lo que estaba pasando.

Broma mal hechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora