Little Romance |C. Hashasky X King Mogeko|

Fiesta/Emborrachera

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[Escena sexual]

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—Wow, ¿¡De verdad el Rey le gusta el Coronel?!— Preguntaría Hasu, ante tal "chisme" que su mejor amigo le había dicho: Digamos que Nega no era bueno guardando ese tipo de secretos, o por lo menos no al estar al lado de Hasu, ya que siempre le contaba hasta lo más insignificante —Como oyes, además que planea confesarse pronto, o tal vez ahora. Mogege, está embobado de amor— Respondería el de verde, pues era algo cierto aquello: El Rey estaba bastante sumergido en aquellos sentimientos, cuáles lo hacían más empatizador he amoroso que nunca antes, lo cual, era bastante notable para todos, sin la necesidad de saber el porqué de tan repentino cambio de actitud, ¿Oh sí?
—¡Aww que lindo! Nunca pensé que el tuviera más sentimientos que egoísmo—
—Pues los tiene, sorpresivamente— Su charla fue Interrumpida debido al ruido de trompetas, cuáles anunciaban que el Rey se encontraba viniendo, sorpresivamente a su lado estaba el coronel, quien estaba algo tímido, Es algo normal verlo así después de todo, es como algo característico en el. Lo que era raro es que ambos líderes estaban tomados de la mano, y se notaba que el de blanco estaba ruborizado de forma ligera, pero demasiado notoria debido a su pelaje claro a más no poder. Esto le parecía raro a los dos Mogekos especiales, al igual que otros Mogekos alrededor. ¿Que había pasado? Nega sospechaba lo que pudo pasar —Hey ustedes dos, ¿Podrían decirle al resto que habrá una fiesta? Es importante y cada Mogeko del castillo debe de ir, en especial los Mogekos especiales— Diría el rey, todavía tomando de la mano a su pareja, cual solo miraba a los dos Mogekos especiales sin decir nada. No los conocía, así que era normal que no les diga nada, además tomando en cuenta lo tímido que el coronel puede ser a veces —Eh, claro.. ¿A qué se debe? Casi no se organizan fiestas a no ser que tengas algo importante que decir para que celebremos— Preguntaría el creyente, pues se le hacía raro que el de corona brillante hiciera una fiesta sin razón, o que no la haya dicho —Oh bueno, lo sabrán en la fiesta. Estoy seguro que Nega ya sospecha que es..~— Diría el rey, para después repentinamente robarle un beso en la mejilla pasajero al coronel, cual solo se tapo su sonrojó con su gorra, dejando ver sus orejas, blancas como la nieve y seguramente suaves como el algodón. Con aquello, ambos Mogekos votaron por lo obvio: El rey se declaró y fue aceptado, lo más probable aunque suene loco

—Bueno, bay bay— Eso sería lo último que les diría a ambos Mogekos especiales, para después irse con su coronel a decirle a los de otros pisos sobre la fiesta

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—N-no creo que el beso en la mejilla haya Sido necesario..—
—Mogege, claro que lo fue, por lo menos para mí~— El rey acarició ambas mejillas del coronel, quien solo se tapo la cara por el sonrojo, sonrojo cual no quería mostrar, pues parecía un tómate

—Mogege~ Eres jodidamente tierno~—

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Al caer la noche, la fiesta comenzó. Un montón de Mogekos se encontraban o: Tomando como desquiciados, hablando con otros Mogekos, haciéndose retos estúpidos, bailando, o cualquier otra cosa que tuviera que ver con estar en aquella fiesta, festejando quien sabe, pues a excepción de aquellos dos Mogekos especiales y los líderes, nadie más sabía la verdadera razón de aquella fiesta. Pero no les importaba del todo
El coronel junto al rey estaban en una esquina, debido a que no querían llamar la atención de los demás, ya que también querían festejar... A la manera de ellos claro —Espera, ¿Si tomas? Y yo que te creía santo— Soltaría el rey, mirando como su pareja se tomaba una botella de vodka como si un juguito fuera —Lo siento, es que es delicioso el sabor~— Respondería, ya habiendose acabado aproximadamente un vodka y medio, pues estaba tomando seguido después de ese. Después de todo, en una fiesta se debe dejarse llevar para disfrutar, ¿No? Eso es lo que el de blanco hacia. El de amarillo se quedó mirando una botella de lo mismo que su pareja tomaba, para después —Bueno, ¡No te dejaré solo!— Diría, antes de también empezar a tomar. En secreto, obviamente, solía emborracharse para olvidar sus penas, aunque ahora tomaba solamente por diversión, querer, y para no dejar a su pareja solo en ello. Lo que no sabían es que tomarían tanto que quedarían a la Merced de aquello, sin tener sus sentidos en guardia...