Epílogo

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Navidad

—¿Qué debería decir? ¿Y si me veo muy mal hoy? ¿Y si tenía que llevar algo más?

Wonwoo rueda sus ojos y después mira a su hermano con una ceja alzada.

—Creo que ya llevas suficientes cosas —dice el de lentes mientras los regalos del asiento trasero se sacuden cuando el alto rojo desaparece y acelera—. No sé por qué estás tan nervioso. Solo es una cena.

Chan niega rotundamente.

—¿Cómo puedes decir eso? Ay, Wonwoo, lamento tanto haberme burlado de ti cuando te enamoraste por primera vez.

Una media sonrisa tranquilizadora aparece en el mayor.

—No te preocupes. Los niños te adoran y Seungkwan no se queda muy atrás que digamos.

Las mejillas de Chan arden. Las cosas mejoran cada vez más para él; primero su contratación formal en el puesto de maestro y ahora su relación con el bonito omega que huele a canela.

—¿De verdad no puedes quedarte? —pregunta de nuevo Chan cuando estacionan frente a la casa de Seungkwan.

—Lo siento. Pero te lo pasarás genial. Te lo prometo.

Chan decide creerle a su hermano. Sale del auto con los regalos y, cuando Wonwoo se va, se arma de valor para tocar el timbre. Solo que no lo hace. Parece como si Jun lo hubiera estado esperando, porque apenas su mano se alza para alcanzar el timbre el cachorro le abre la puerta con entusiasmo, lleva un disfraz de reno y una sonrisa gigante.

—¡Dino! —lo saluda alegre—. ¡Papi, Dino llegó!

Seungkwan aparece detrás del menor de sus cachorros. Invita a Chan a entrar y, cuando los niños corretean hasta el jardín, le deja un corto beso en los labios que hace a Chan suspirar.

—Deja que te ayude con eso —dice el omega señalando los regalos que carga el menor—. No era necesario que les compraras nada, ¿sabes? Aunque seguro te lo agradecerán —termina riendo.

Chan se limita a verlo embobado. No sabe si es el efecto de la canela o simplemente su cerebro dejando de funcionar, pero cada día Seungkwan le parece más bonito.

—¿En qué te ayudo?

Seungkwan deja los regalos debajo del árbol que Soonyoung y Junhui han decorado con mucho anhelo.

—Puedes venir a la cocina.

Chan asiente y simplemente sigue al omega. Dentro huele a galletas de jengibre, y Chan recuerda que de pequeño su madre solía hacerlas para él en navidad.

—¿Por qué las ves así? ¿Tan mal se ven? —pregunta Seungkwan, porque el menor se ha quedado viendo las galletas sin siquiera parpadear.

—No. Me recuerdan a cuando era pequeño.

Seungkwan se ríe sin mala intención y le pasa una al alfa.

—Todavía eres pequeño, Channie —se burla.

Chan junta sus cejas. Deja la galleta de lado y atrapa la cintura de Seungkwan antes de que escape.

—Ah, conque crees eso.

Seungkwan muerde su labio, aguantando la sonrisa que se quiere formar en su cara. Termina negando, pero es demasiado tarde, porque Chan ya ha tomado su mandíbula para atraerlo a él y besarlo.

...

—¿Qué es? —pregunta Soonyoung y después agita la caja de su regalo con fuerza.

Chan se apresura a detener al cachorro.

—¿Por qué no lo abres y lo averiguas?

El rubio mira a su padre y después a su hermano. Jun asiente con emoción, porque él ya ha abierto el regalo que le trajo Dino.

—¿Puedo?

Chan asiente. Siente la mano de Seungkwan sobre su muslo y sonríe cuando siente el aroma inundar la habitación. Mientras Soonyoung se apresura a deshacer la envoltura navideña de la caja, Jun se acerca a los mayores y se hace un hueco entre ellos. Chan no se resiste y le deja un beso en el cabello castaño cuando el cachorro se aferra a él.

—¡No puede ser!

La mirada de Seungkwan se dirige de inmediato al mayor de sus hijos, quien tiene sus ojitos abiertos y sostiene un nintendo en sus manos.

—¿Te gusta? —pregunta Chan con una sonrisa. Jun, a su lado, comienza a reír cómplice porque él ayudó a elegir el regalo.

Soonyoung deja el nintendo en el piso, y eso confunde a Chan. El cachorro se abalanza sobre él, importándole poco aplastar a su hermano y a Seungkwan de por medio.

—¡Gracias pap...! —Soonyoung corta de inmediato, se separa del abrazo. Se aclara la garganta y sus mejillas se colorean de carmín—. Uh... gracias Chan.

Jun se ríe y simplemente va detrás de su hermano cuando este corre hasta su habitación junto a su nintendo, completamente apenado.

—Todavía falta que yo te dé tu regalo —dice Seungkwan sugestivamente cuando están solos, pero se preocupa cuando el menor no responde nada—. ¿Channie? Oh, Chan.

—¿Escuchaste eso? ¿Lo oíste? —pregunta emocionado.

El alfa tiene los ojos aguados y un puchero formado en sus labios. Seungkwan ríe antes de abrazarlo y darle un beso en la mejilla.

...

fin

♡♡♡
pues esto fue cinnamon ¡! ojalá les haya gustado. muchas gracias por haber llegado hasta aquí, cuídense mucho y pasen una bonita navidad (*˙˘˙)

cinnamon / chankwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora